Esperanzas

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Estaba pensando cuando de repente me di cuenta de que podia existir una puerta que daria a la calle. Mi tio que es albañil había reformado la casa cuando una tormenta le dió una mala pasada a una parte de ella. Habia echo una puerta en la parte baja de la casa, es decir, en el cuarto de la colada. Eso me habia dicho mi madre, yo no lo sabia con seguridad, pues esa semana de reformas estuve en casa de mis abuelos. No sabia exactamente donde estaba, si se veía o habia que buscarla en algún hueco.

Abri la puerta del baño cuidadosamente y miré a los dos lados, tenía que tener cuidado. Salí disparada hacia el cuarto de la colada que estaba en un cuarto del sótano. Bajé las escaleras en silencio para que la madera no chirriase, pues era una madera vieja y estaba podrida. Estaba en el sótano ya. Todavía me dan escalofrios cuando veo ese gran agujero inmenso. Y pensar que el dia anterior no había nada. Salió asi, de la nada.

Me dirigí al cuarto de la colada pero sin apartar la vista de aquel agujero por si salia algo, no queria llevarme una sorpresa desagradable.

Entré al cuarto. Era igual de grande que el salón y tenía muchos trastos. Lavadoras, secadoras, bicicletas, balones, aparatos electricos etc. No sabia por donde empezar a buscar. Si habia una puerta ahí tenia que estar tapada por los trastos y habia muchos, me iba a costar.

Empecé mirando detrás de la lavadora y secadora. Nada. Segui buscando, esta vez detrás de las bicicletas. Nada. No hay nada.

Después de rastrear todo el cuarto de la colada encontré algo. Era un extintor.....¡UN EXTINTOR!

Me sirve de mucho. Podia romper los ladrillos de la ventana del baño con el extintor o protegerme ante la aparicion de esa horrible cosa.

Cogí el extintor y me olvidé por completo de buscar la puerta. Salí del ahí y subí rumbo hacia la puerta de entrada. Cuando estaba ya ahí, delante de aquel muro de cemento, intenté romper aquella capa con el extintor que me habia encontrado. Le di una y otra vez, con gran fuerza, a pesar de que pesaba mucho. Le di muchas veces hasta que se rajó un poco. Le seguí dando con más fuerza al ver esa rajadura. Le daba cada vez más fuerte. Ya podia notar la brisa de la noche.

Sin escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora