Intento fallido

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Eran las 4:16 de la noche y yo seguía dando golpes al cemento de la puerta con un extintor. Ansiaba ver la noche estrellada ya, y huir de inmediato de esa casa en la cual me he criado y en la cual mis pesadillas parecen haberse echo realidad. Nunca, NUNCA, en mi vida, una noche se me habia echo tan larga como aquella. Quiero despertar ya y ver que estoy soñando, que solo es una de las muchas pesadillas que suelo tener.

Mi cuerpo ya estaba destrozado por el esfuerzo de mantenerme en pie a esas horas de la noche. En toda mi vida habia soñado cosas monstruosas, típicas pesadillas de niños, pero nunca habia pensado que llegaría este dia, el dia en que todas mis pesadillas pudieran desembocar en la realidad. Poder tocar el miedo con mis propias manos era una aventura, una aventura que quisiera que terminara ya.

Y bueno, aqui sigo, luchando por mi libertad. Esto es verdad, no un sueño, asi que tengo que hacerme a la realidad.

Quiero poder salir ya a la calle, respirar el aire de la ciudad. Pero aqui sigo, dando con un extintor a una puerta tapada completamente por cemento, suena de locos.

He rajado el cemento, sí, pero el extintor no es lo suficientemente fuerte para aguantar un par de golpes mas, seria mejor guardarlo para otro uso.

Cabizbaja pero siempre alerta, me dirijí al salón. Estaba debajo del marco de la puerta cuando ví una carta. Una misteriosa carta blanca sellada con sangre. Un escalofrío me invadio durante unos minutos. La cojí y la abrí cuidadosamente.

Pobre niñita, ¿Estás asustada? Tu mamá está a punto de llegar, bueno, igual sufre algún accidente, quién sabe. A estas horas de la noche no se ve nada en la carretera. XXX

Mis mejillas estaban completamente mojadas. Noté una punzada muy grande en el corazón.

-Mi madre no, por favor- susurré

Leí esa carta como cuatro o cinco veces intentando asimilar la situación. Mi madre es la único que me hace tener una mejor vida, sin ella no soy nada. Soy pequeña todavia pero la separación de mis padres y todos los problemas en el colegio me han echo madurar mucho, demasiado para mi edad. Sé en que situación estoy, sé que clase de monstruo es, sé que no es humano pero entiende nuestro lenguaje demasiado bien. Es como si hubiera estado viviendo en este planeta toda su vida a pesar de pertenecer a otro.

Es una clase de pesadilla en la que quiero despertar lo antes posible pero no puedo. Es como golpear a la puerta del miedo una y otra vez para que este huya de mi interior, de mi vida. Desearia haberme quedado mas tiempo en un sueño que en una pesadilla.

Aqui me encuentro, en el escondite casi perfecto de mi habitación, llorando y pensando en nada.

Sin escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora