No estoy sola

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Esa cosa está ahí, delante de mis narices. Esa horrible cosa está justo ahí. Estoy intentando contener la respiración y no hacer ruido. Esa cosa está ahí dios... Puedo ver su cuerpo, su sangrienta bata blanca, pero no puedo ver más allá del cuello. Sus pies son de color blanco con una palidez terrorífica. Todavía empuña su hacha. Me estoy haciendo la fuerte y por el momento estoy consiguiendo contenerme. Pero de repente, ocurre una cosa que cambiaría por completo mi vida. Un pequeño estornudo estúpido me delata. Un pequeño estornudo, solo eso. Pero bastó solo con un pequeño fallo para que aquella cosa que agarrara por los pies y me arrastrara como un perro por toda la casa hasta el sótano. Ha ocurrido todo muy rápido. Me llevó hasta el sótano como si ya estuviera muerta. Ha vuelto ha empezar de nuevo. Me ha traído de vuelta a lo que parece ser su cueva, el gran abismo, aquel agujero negro. Recuerdo cuando ví a Bobly, o lo que quedaba de él, ahí tirado. Mi madre me lo había regalado cuando tenía un año y medio y desde entonces hemos sido como hermanos, aunque el fuera un perro. Me duele saber que ya no lo volveré a ver. Las cosas están empeorando cada vez más.

Me tenía ahí, tirada en el suelo como si ya me hubiera descompuesto. Me golpeaba una y otra vez en las costillas y en la cara. Llegué a perder el conocimiento pero me recompuse rápidamente. Pude ver que no estaba sola. Oía gritos de mujer y de niños a tan solo unos metros de mí. No solo me tenía a mí como comida. Se había traído el postre. La mujer gritaba pidiendo ayuda y los niños lloraban cada vez más y más. No pude hablar con ellos, ni siquiera pude ver sus rostros. Los duros golpes me habían dejado apenas sin aliento. Pero pude oír los duros hachazos sobre las costillas de la mujer. Gritaba de dolor. A los dos minutos, dejé de oírla. Espero no ser la siguiente.

Parece que la cosa esa no va a tomar postre, lo que de verdad me alivia. No quería ser su siguiente víctima después de oír como mataba a la pobre mujer. No puedo ni moverme del suelo, pero creo que ha bajado por el agujero. Me pregunto a dónde conducirá aquel abismo. La mujer y los niños no han podido venir de otro sitio que de ahí abajo. Es imposible entrar o salir de aquí. Las puertas y ventanas están totalmente selladas con ladrillos y cemento, Aquella cosa lo había tapado todo por completo. Nos ha encerrado aquí como si fuéramos una ratonera. Si pudiera hablar tan solo un momento con esos dos niños, me ayudaría mucho. Tal vez ese agujero conduzca hasta otra casa y pueda salir a la calle a pedir ayuda. Y tan solo esto en 5 horas. Estoy muy cansada. Mi cuerpo no da para más. Ahora mismo estoy sin aliento. Siento que mi vida se va en un simple suspiro.

Sin escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora