Capítulo III.
Una casa para el pequeño Rei.Entonces aquí estamos. Miré a mis padres, quienes me miraban con los brazos cruzados, esperando a que dijera algo. Resignado, suspiré y les conté un resumen de lo que habían sido mis últimas semanas: discusiones, gritos, tensiones, y finalmente... el quiebre.
Omití la parte de Rei, la verdad es que no había querido contar que adoptamos un perro, por lo que siento aún no es el momento para llegar a eso. Si mi madre se entera que además comparto un perro con ella posiblemente le dé algo.
— Creo que está demás decir que te lo dije, ¿no?
— Si mamá.
— De todas formas lo diré por satisfacción personal: te lo dije, Maximiliano Alejandro.
Aunque su rostro no lo demuestre, sé que lo está gozando. Está disfrutando esto. No porque odie a su hijo, sino porque mi madre siempre ha disfrutado tener la razón. Miré a mi padre quien parecía indiferente frente a todo esto. Él siempre quiso mantenerse al margen de todo, nunca comentó mucho. Solo una vez me dijo: "espero que estés seguro de la decisión que estás tomando".
— ¿Y tú? —regañó mi mamá a mi padre—, ¿No le dirás nada?
— ¿Qué puedo decirle? Creo que ya él tiene bastante sabiendo que cometió un error —se limitó a decir.
— Venderemos las cosas que compramos para el departamento —comencé—, exceptuando el auto. Me lo quedaré yo, claramente deberé pagarle la mitad. Yo... —guardé silencio unos segundos— Lo siento. Ya saben, por no hacerles caso. Ustedes solo querían lo mejor para mí y yo les discutí mucho por no estar apoyándome ante mi decisión.
Agaché la cabeza, sintiendo un poco de vergüenza. Me costaba mucho reconocer mi error, pero aquí estoy, disculpándome. Sentí unos cálidos brazos rodearme: mi madre siempre tan cariñosa.
Agradecí su abrazo, regresándoselo. Prometo hacer las cosas bien desde ahora en adelante.
— Ella vive sola. Estudia Medicina Veterinaria, ama mucho a los animales —contaba mi hermana mientras tocaba el timbre.
Había ido temprano a buscar a Rei a casa de Rocío esta mañana. Lo que no esperaba es que ella se colara en nuestra ida a la casa de aquella amiga de mi hermana. Según ella, quería ver si era más conveniente que Rei siguiera en su casa o en la de esa chica.
Estaba peleando por quien tenía al perro en brazos con mi ex pareja cuando una chica de estatura media, ojos color miel, cabello largo y de color púrpura y una linda sonrisa nos abrió la puerta. No pude evitar quedar mirándola, era realmente atractiva. Me centré en aquellas margaritas que se le formaban al sonreír.
— ¡Hola! Mi nombre es Evelyn. ¿Él es el cachorrito? ¡Es precioso!
— Sí, sí. Su nombre es Rei —contesté mientras ella lo tomaba en sus brazos—, tiene tres meses.
— Es un perro muy alegre —dijo mientras el pequeño Rei lamía su mejilla con efusividad.
— Disculpa, ¿podríamos pasar para ver en qué condiciones viviría mi perro? —preguntó la bruja de mi ex.
— Claro, claro, pasen.
La chica se hizo a un lado para dejarnos pasar. Rocío fue la primera en entrar, seguida de mi hermana y finalmente yo. La casa era acogedora, a juzgar por la decoración podría adivinar que tiene gatos.
— ¿Quieren algo de beber? —preguntó aún con el perro en sus brazos.
Todos nos negamos. Le di algunos datos importantes de Rei, como su última visita al veterinario, en qué horario lo sacaba a pasear y qué tipo de comida le estaba comprando últimamente.
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¿Con quién se queda el perro?
Romance¿Quién dijo que irte a vivir con tu pareja la cual llevas apenas dos meses era una terrible idea? Toda tu familia. Todos tus amigos. Vale, que Maximiliano lo ha entendido ahora, ve como la relación se quiebra y cada uno ordena sus maletas para vol...