Estábamos comiendo la tarta en silencio y bebiendo café. Miraba de reojo a mi novia, quien cortaba lentamente un trozo para llevárselo a la boca. Pensar que momentos antes fuimos pillados por su abuela besándonos de una manera casi indecente sobre esta misma mesa. Desde ese entonces que Evelyn no ha querido mirarme a la cara, solo ha estado hablando con su abuela. Había conversado un poco sobre mí a su abuela y ella parecía realmente interesada.
— Así que Max eh —dijo la señora mirándome—. Me alegro de que hayas dejado al idiota de Horacio —miró a su nieta.
— Abuela —la regaño—, no quiero hablar de eso.
— Nunca quisiste hablar de esto. Pero bueno, lo importante es que dejaste a ese maltratador y te conseguiste un chico mucho mejor: apuesto, estudioso, trabajador, y apasionado —este último lo hizo con un tono diferente, claramente se refería a lo sucedido anteriormente.
Sin embargo, me centré en lo que dijo su abuela respecto a la ex pareja de Evelyn, ¿acaso le llamó maltratador? Miré de reojo a mi novia, quien tenía la mirada puesta fija en su tarta, la cual había quedado deliciosa, definitivamente esta chica tiene un don cuando de comidas dulces se trata. Luego de comer ordenamos y ayudé a la abuela de Eve a subir sus maletas a la habitación de invitados.
En eso me contó que su pareja alemana no había podido viajar porque tenía unos asuntos familiares que atender. Me habló sobre sus años en el país extranjero y como la familia de aquel hombre la recibió con los brazos abiertos.
— Estoy bastante bien allá, pero te debo admitir que no hay día en que no extrañe a esta chica —dijo, refiriéndose a su nieta—. Además, que el año pasado fue un año complicado, te juro que verte a ti me ha calmado completamente el alma.
— ¿Lo dice por el ex de Evelyn? —ella asintió— ¿Por qué dijo que era un maltratador?
— Porque lo era, ¿acaso mi nieta no te contó? —negué con la cabeza—. No me extraña, debió ser difícil para ella. Creo que no soy la indicada para contarlo, si mi nieta no te lo ha contado debe tener sus motivos.
Una vez dicho eso, salió de la habitación y bajó al primer piso, dejándome solo con mis pensamientos. Finalmente decidí dejar de lado esas ideas de mi cabeza y bajar a compartir. Ambas se encontraban en el patio, hablando y riendo mientras yo las miraba por la ventana. Pensé que tenían mucho que hablar y preferí dejarlas solas.
— Me iré a casa —dije asomándome al patio.
— ¿Tan pronto? —la voz de la abuela sonaba triste.
— Recordé que tengo que hacer —mentí—, un gusto conocerla, espero poder vernos otra vez —ella se acercó a mí y me abrazó.
Intercambié una mirada con Evelyn y ella me acompañó hasta el umbral de la puerta principal. Abrió la reja y se quedó mirándome, como si en su cabeza hubiese una batalla por hablarme o no de cierto tema. Me acerqué a ella y la besé suavemente para luego abrazarla. La sentí tensa, deshice el abrazo y la miré; su mirada era algo seria.
— Yo... —dudó unos instantes—, sé que lo que dijo mi abuela te dejó pensando. Te contaré pronto, lo prometo.
— Tranquila —acaricié suavemente su rostro—, disfruta la compañía con tu abuela.
Ella asintió y cerró la puerta, entrando a la casa. Me fui a casa y pasé la tarde allí, en la noche fui al gimnasio con Dani y luego nos fuimos a beber algo y conversar. Le conté mi conversación de Ignacio y desde su punto de vista él parecía ser el más auténtico de los tres, me recomendó pensar muy bien si de verdad quería hacerlo a un lado de mi vida.
Al día siguiente fui a buscar a Rei a la casa de Evelyn, quien se estaba alistando para salir con su abuela. Intercambiamos un par de palabras y volví a la casa con mi amigo, quien fue bien atendido toda la tarde por mis padres, quienes incluso lo sacaron a pasear y le dieron un baño.
— Lástima que nuestro patio sea tan pequeño —dijo mi madre acariciándolo—, si no viviría aquí con nosotros.
Ese día invité a Dani a cenar a casa. Conoció a Rei y a mi familia, quienes la amaron. Aunque mi anticuada madre no pudo evitar su sorpresa cuando le conté sobre su orientación sexual. Esa información era irrelevante, pero empezó a decir que no se me ocurriera engañar a Evelyn con Dani, por muy simpática y atractiva que fuera esta última.
Evelyn. ¿Lo habrá pasado bien con su abuela? ¿Estará bien? Hoy en la mañana igual se veía algo extraña, un poco apagada. En sus ojos no estaba ese brillo que suele estar siempre.
Fui a dejar a Rei a casa de Evelyn, y quien me recibió fue su abuela. Una vez dejé a Rei dentro de su casa, pasé al salón. Eve no estaba.
— Mi nieta se está bañando —dijo la abuela, como si leyera mis pensamientos—, si quieres puedes esperarla.
— Gracias, pero creo que me iré. Tengo algo que hacer —ella asintió—, de todas formas, si no le molesta vendré mañana a pasar la tarde con ella.
— Por supuesto que no. Te estaremos esperando —sonreí y ella hizo lo mismo.
Una vez fuera de su casa, tomé mi teléfono y llamé a aquella persona la cual tenía en mente, diciéndole que nos reuniéramos en quince en la plaza central de la ciudad. Rápidamente me dirigí hacia allá y él me estaba esperando.
Ignacio.
— Hey —dice él.
— Hey —contesto yo—, ¿todo bien?
— Sí. He usado las vacaciones para trabajar a full, necesito juntar dinero, ¿y tú?
— Descansar —me encogí de hombros—, trabajando los fines de semana y días festivos.
Me senté a su lado y nos quedamos ambos en silencio. Sentía que tenía tanto que decir que no sabía por dónde empezar.
— Lo siento —dije finalmente—, por no creer en ti. Es solo que la rabia y la frustración de haber sido humillado simplemente no me dejaba pensar con la cabeza fría.
— Está bien. No te culpo. Fue una traición no menor.
El me miró y me sonrió de lado.
— ¿Amigos? —estiró su mano para que la estrechara, dude unos segundos, pero decidí hacerlo.
— Amigos —le sonreí.
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¿Con quién se queda el perro?
Romance¿Quién dijo que irte a vivir con tu pareja la cual llevas apenas dos meses era una terrible idea? Toda tu familia. Todos tus amigos. Vale, que Maximiliano lo ha entendido ahora, ve como la relación se quiebra y cada uno ordena sus maletas para vol...