Estaba en el paraíso, o algo muy parecido a este. Sus labios sabían a frutilla y piña. Simplemente no podía dejar de besarla, y no de una manera sexual, si no besos suaves, cálidos, tiernos. Sin embargo ella corta nuestra sesión de besos alejándose un poco de mí. Miro hacia el lado y veo a Rei muy entretenido jugando con una vara que el mismo debió encontrar.
Ella me sonrió. Una sonrisa tierna, cálida y honesta. Se levantó del suelo y se acercó a Rei para tomar la vara y tirársela lejos, así jugar un rato con él. Solté un gran suspiro y llevé mi mano al pecho, mi corazón estaba latiendo rápidamente. Me levanté también y comencé a correr tras Rei, quien parecía huir de mí pensando que iba a arrebatarle la vara del hocico.
El resto de la hora la pasamos jugando los tres. Encontramos un pequeño lago y Rei se dio un festín dentro de ella. Terminamos con un perro completamente empapado pero demasiado feliz, no dejaba de mover la cola y acercársenos para lamer nuestras mejillas.
Con Evelyn decidimos guardar todo en nuestras mochilas y volver a casa. Cuando ella comienza a caminar, la detengo tomando su mano y entrelazando su dedo con los míos. Me mira sorprendida y la veo sonrojarse.
— Vamos.
— Vamos —contestó ella algo avergonzada.
La vuelta a casa fue más fluida. Conversamos de muchas cosas: universidad, mascotas, el mutuo amor por la piña. Una vez en la casa de Eve, ella me ofreció una taza de café, por lo que no pude negarme. Mientras más rato pasara con ella, sería mucho mejor. Me acomodé en el sillón y vi por la ventana como Rei se metía dentro de su casa para dormir.
Aquella chica de cabello púrpura se sentó junto a mí y me entregó mi taza de café. Estábamos bebiendo en silencio, pero no era un silencio incómodo, ya que intercambiábamos miradas cómplices.
Dios, me siento como un niño.
— Debo bañar a Rei lo antes posible. Hoy no, estoy cansado y se ve que él igual —le comenté.
— Creo que Rocío vendrá mañana por él, es posible que al verlo lo lleve a una peluquería canina —puse los ojos en blanco.
Había olvidado completamente la existencia de mi ex pareja. Evelyn tomó mi taza y la suya y las llevo a la cocina. Me puse de pie y la seguí, tomándola por la cintura una vez deja las tazas en el lavaplatos y apoderándome de sus labios sin darle oportunidad de protestar. Rápidamente sentí sus manos en mi nuca mientras movía sus labios junto a los míos.
Entre más contacto hacían mis labios con los suyos, más difícil se me hacía controlarme. Una parte de mí quería más, pero no quería asustarla. No quería ir así de rápido. No con ella.
Ella es diferente.
El sonido del timbre nos interrumpe a ambos. Evelyn me hace a un lado y se dirige hacia la puerta principal para abrir. Yo la sigo a regañadientes y sorpresa me llevo cuando veo a Rocío frente a la reja esperando a que alguien le abriera.
Evelyn le abre con una sonrisa y la saluda, y mi ex pareja la saluda con indiferencia y pasa de ella para entrar a la casa. Sin embargo queda sorprendida cuando me ve a mí en el umbral de la puerta.
— ¿Qué haces aquí?
— Rei también es mío, no lo olvides.
— Creí que vendrías mañana —comenta Evelyn acercándose a nosotros, quienes estábamos en una batalla de miradas.
— Te mandé un mensaje —contestó sin quitarme la mirada.
— Oh. No he revisado mi teléfono.
Finalmente pasa de mí y se dirige al patio con Rei. Ninguno de los dos la sigue, preferimos esperar dentro de la casa, sin emitir siquiera una palabra, simplemente mirándonos y a ratos mirar hacia la ventana donde se veía a Rocío acariciar a un Rei claramente cansado. Luego de unos minutos Rocío vuelve a la casa.
— Se ve cansado y terriblemente sucio.
— Lo llevé a un cerro —le respondí cruzándome de brazos.
Hubo un silencio incómodo en el salón. Rocío se cruzó de brazos y comenzó a mirarme sin pudor alguno. De arriba hacia abajo, como si me examinara detenidamente, yo la miraba a ella y a ratos mirada a Eve, quien estaba tan confundida como yo ante esta extraña situación.
— Sabes Max, voy a salir a un pub esta noche. ¿No quieres venir? Podríamos recordar viejos momentos.
¡Mujer pecadora! ¡Me observaba de esa manera porque me ve como un objeto sexual! Me lleve una mano al pecho, fingiendo estar completamente ofendido ante su comentario (y en realidad si me sentía algo ofendido).
— Olvídalo, mujer impura. No soy un objeto sexual.
— Ay vamos. Que nuestra relación amorosa no funcionara no quiere decir que no podamos ser compañeros en la cama.
— Ok basta —la corté rápidamente a ver la expresión incómoda de Eve—, deberías irte. No iré contigo. No quiero saber nada de ti.
— Que aburrido te pusiste Max —dijo encogiéndose de hombros y caminando hacia la puerta—. Vendré mañana por Rei.
Un silencio increíblemente incómodo se apoderó del salón. Miré a Evelyn quien tenía la vista fija en el suelo. ¿Qué acaba de suceder? Mi ex definitivamente se volvió loca. Cuando hace unos minutos atrás tenía una guerra de miradas asesinas conmigo, y ahora simplemente me ofreció ser su compañero sexual.
Delante de otra chica, sin pudor alguno.
— Max —dijo Evelyn, acabando con el silencio.
— ¿Mmh?
— Deberías irte. —en sus ojos no había expresión, estaba demasiado seria.
Esperen. ¿Acaso se enojó conmigo por el comentario de Rocío?
— Recordé que debo estudiar —prosiguió sin mirarme.
¡Se enojó conmigo!
Preferí no decir nada al respecto y marcharme, ni siquiera intenté besarla por miedo a ser rechazado. Maldita seas Rocío, ¿a qué se debe tu actitud tan repentina? ¿Y por qué Evelyn se enojó conmigo si la del comentario fue ella y no yo? Necesito un manual para entender a las mujeres.
O mejor, una hermana, y eso sí que lo tengo.
Una vez en casa fui directo a la habitación de Lorena.
— Oye que no conoces la privacidad —dijo molesta.
— Necesito tu ayuda.
— ¿Mi ayuda? —asentí—, ¿qué ocurre?
Le conté todo lo que había pasado: desde mi yo ebrio confesándome, Evelyn correspondiendo mis sentimientos en ese picnic y la loca de mi ex pareja ofreciéndome ser su pareja sexual. Mi hermana parecía escuchar todo muy atentamente, y de vez en cuando hacía ruidos extraños, como si entendiera el porqué de las cosas, como si hubiese descubierto las cosas que yo aún no logro descifrar.
— Rocío sintió el ambiente entre ustedes —dijo finalmente—, y se dio cuenta que no quiere perder una guerra inexistente pero que en su cabeza creó. Te quiere devuelta, solo porque no quiere que estés con Evelyn.
— ¿Por qué querría eso? Si nos llevamos pésimo.
— La mente de una mujer es un misterio.
Genial.
Ahora tengo a una chica enojada por los comentarios de mi ex y a otra irritada porque no quiere verme con alguien más.
Además, ahora que lo recuerdo, ¡Evelyn no me enseñó el truco que Rei aprendió!
De todas maneras ahora mi objetivo es hacerle ver a Evelyn que lo mío con ella es en serio y no quiero saber de ninguna otra chica.
Menos de mi ex, quien definitivamente perdió su cordura.
ESTÁS LEYENDO
¿Con quién se queda el perro?
Romance¿Quién dijo que irte a vivir con tu pareja la cual llevas apenas dos meses era una terrible idea? Toda tu familia. Todos tus amigos. Vale, que Maximiliano lo ha entendido ahora, ve como la relación se quiebra y cada uno ordena sus maletas para vol...