XI: Entonces, ¿estamos saliendo?

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¿Cómo presentarme en casa de Evelyn sin una excusa? No podía poner a Rei como una, ya que Rocío había ido por él. Estaba saliendo de mi clase en la universidad cuando decidí que no tengo que tener una excusa para verla, simplemente iré. ¿Debería avisarle antes? Quizás esté estudiando. ¿Debería llevarle algo? Quizás un chocolate. ¿O unas flores? ¿Qué puede gustarle a esa chica?

Vaya pregunta, eso es obvio. Decidí comprar un perro de peluche. Espero que no sea demasiado empalagoso y le guste mi regalo. Como fui a la universidad en auto no me demoré tanto en el trayecto y en veinte minutos estaba cerca de mi objetivo.

Una vez frente a su casa toqué el timbre y esperé pacientemente. Debería estar estudiando para una cátedra que tengo en dos días más, pero aquí estoy, frente a la casa de la chica que me gusta esperando que me abra para poder disculparme (¿De qué? ¡Si no he hecho nada malo!)

Finalmente sentí la puerta abrirse y una ojerosa Evelyn salió. Llevaba un suéter negro que le quedaba grande (pero bastante bien), su cabello tomado en una cola y sus lentes que posiblemente los use cuando estudia. Sin abrir la reja se queda mirándome fijamente.

— Hola —dije rompiendo el silencio—, ¿estás ocupada?

— Estoy estudiando —contestó seria.

— Oh. De acuerdo —evadí su mirada—, solo venía a dejarte un regalo.

— ¿Para Rei?

— Para ti.

De mi mochila saqué aquel perro de peluche (que por cierto era un husky) y se lo mostré. En cuanto lo vio su expresión pareció suavizarse. Acabó abriéndome y dejándome pasar, una vez le entregué el peluche se quedó mirándolo un rato y acariciándolo suavemente. Aquellas margaritas se hicieron presentes luego de unos segundos.

— Gracias.

Me acerqué cuidadosamente a ella y tomé su rostro suavemente, obligándola a mirarme.

— ¿Estás molesta por algo? ¿Por lo que dijo Rocío? Ella no significa nada para mí.

— ¿Qué quieres de mí, Max? —contestó con seriedad.

— Estar a tu lado. No espero nada de ti, con solo tener tu compañía me siento bien, feliz —guardé silencio unos segundos—. Jamás me había sentido así con alguien Evelyn, por eso quiero hacer bien las cosas.

— Yo no soy como Rocío.

— Lo sé. Por eso me gustas.

Silencio.

— Me di cuenta que me fijaba en puras chicas por su físico. Rocío es arrogante, superficial, engreída y envidiosa. Si tomé tantas decisiones estúpidas con ella era porque...

— ...Lo pasabas bien en la cama junto a ella.

— Que lo diga otra persona lo hace ver aún más patético —reconocí, provocando una risa por parte de ella—. Contigo lo paso bien simplemente estando a tu lado, ya sea mirándote, bebiendo té, jugando con Rei o haciendo grullas. ¿Con cuántas chicas me he sentido así antes? Cero.

Evelyn suspiró, sentándose en el sillón. La seguí con la mirada y noté que tenía su laptop en la mesa de centro rodeado de papeles. Recordé que estaba estudiando y que estaba quitándole parte de su tiempo.

— Ya tienes mi regalo, espero que te haya gustado —dije, acomodando mi mochila en mi espalda—, te dejaré estudiar en paz. Cuando quieras hablar, puedes llamarme.

Me di vuelta para caminar hacia la puerta, la abro y entonces siento sus finos brazos rodeando mi cintura. Me quedo quieto unos segundos, en silencio, tomo sus brazos, quebrando ese abrazo y me volteo quedando así frente a ella. Llevo mi mano derecha a su nuca y la atraigo hacia mí abrazándola con fuerza, sintiendo su corazón latir desesperadamente.

Igual de desesperado que el mío.

¿Por qué nadie me dijo que gustar de alguien era un sentimiento tan lindo? ¿O es que Evelyn hace que este sentimiento sea así de maravilloso? Sus ojos color miel se encontraron con los míos una vez nos separamos y acortó nuevamente la distancia entre ambos, pero esta vez para besarme.

No me molesta en lo absoluto que sea ella quien tome la iniciativa en estas cosas.

— No quiero desilusionarme otra vez, Max —murmuró, acabando con el beso pero sin acortar la distancia, uniendo nuestras frentes—, y la verdad es que tú me gustas mucho.

— No tienes por qué desilusionarte. A diferencia de los otros, yo te quiero con tu amor hacia los animales y todo, de hecho es una de las razones por las cuales me siento atraído a ti.

— No soy el tipo de chica que va a fiestas los fines de semana, ¿sabes?

— Estar aquí un fin de semana haciendo grullas, viendo una película o mirándote a ti suena mucho mejor que ir a una fiesta —murmuré, provocando una sonrisa en ella.

— No me llevarás a la cama tan fácil...

— Todo a su tiempo, lo prometo.

Vuelve a acercarse a mí para besarme.

Esta sensación que siento dentro de mí es algo que jamás había experimentado antes, pero definitivamente me gusta. Me gusta sentirme así, y me gusta que sea ella quien me hace sentir todas estas cosas dentro de mí.

Podría pasarme la tarde entera besándola, abrazándola, pero no puedo ser egoísta, ella estaba estudiando y la verdad es que yo también debería estar estudiando. Me despedí de ella y me dirigí a casa.



¡Se viene la navidaaarks! Pásenlo super con sus familias, que es lo primordial (más que los regalos) :) ¡Atesoren esos momentos, no serán eternos! Saludos y si no llego a subir la próxima semana, ¡Feliz año nuevo!

¿Con quién se queda el perro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora