Capítulo 8

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SKYLER

Cuando el sentido de la lógica logró superar al deseo de nuevo, me aparté rápidamente dándole un empujón. Me llevé las manos al pelo y tiroteé de este con desesperación. Me sentía avergonzada y a la vez muy enfadada, con él por haber empezado todo aquello, y conmigo por seguirle el maldito juego. Quería arrancarle todos y cada uno de los dientes que adornaban su ahora amplia sonrisa. Ahora lo entendía todo, lo había hecho a propósito. Nada de lo que había dicho era cierto, Alek no quería una tregua sino reírse de mí una vez más, y por un momento sentí unas ganas tremendas de llorar por haber sido tan idiota. Maldito alcohol.

-Mierda Alek, ¿Qué coño... ?- le espeté furiosa todavía con las manos en mi cabeza.

-Vamos, no le des más vueltas, tampoco ha sido para tanto. Tú has tenido tu ratito de diversión y yo ahora tengo 50 dólares más en el bolsillo.- fruncí el ceño no comprendiendo a que se refería, hasta que señaló al tipo que tenía detrás y que nos observaba con diversión. Ahí lo entendí todo, y se confirmó mi teoría de que solo me había querido humillar, me había humillado de la forma más despreciable que había visto jamás. -Te lo dije, te dije que no debías meterte conmigo.- se encogió de hombros con una chispa de maldad en sus ojos. Yo solo podía seguir mirándolo sin decir nada, porque no sabía que responderle, había hecho conmigo lo que le había dado la real gana. - No te creas diferente, solo eres otra niñata de mamá y papá, una buscona que...- no pudo terminar porqué le había cruzado la cara de una bofetada y pude asegurar que le había dolido mucho, eso esperaba. Los efectos del alcohol habían casi desaparecido del todo y estaban siendo sustituidos por la fúria. ¿Cómo podía haber sido tan ingenua?, ¿enserio pensaba que podría ser de otra manera? Ahora lo sabía y por ello lo quería lejos de mí.

-¡¿Sabes lo qué eres tú!? ¡Un niñato de mierda que lo único que hace es pensar en sí mismo, que se acuesta con cuantas chicas puede por miedo al rechazo!- la gente de nuestro alrededor había formado un pequeño círculo en el que nosotros ocupábamos el centro y ahora nos miraba sorprendida y a la vez, curiosa, estaba totalmente fuera de mí- ¡Crees que eres el mejor, que todos te envidian por tener una cara bonita, pero lo único que das es pena, me das mucha pena Alek y por eso, jamás podría aguantar a un cretino como tú!- me reí sin gracia y me largué de allí . No iba a esperar ningún tipo de reacción por su parte, había tenido suficiente de él.

Envié un mensaje por el grupo avisando a las chicas de que me iba a casa porqué no me encontraba bien y que había una llave de repuesto bajo la alfombrilla que había en el portal. Al parecer ninguno se había enterado del show con Alek, cosa que agradecía. Se había pasado, mucho, aunque eso a él le importaba una mierda, que digo una, tres mil.

Cuando estuve en mi habitación, me deshice de la ropa para meterme bajo el agua fría de la ducha. Cerré los ojos unos segundos buscando relajarme. Las lágrimas que había logrado detener en el pub estaban brotando de mis ojos con desesperación. Necesitaba a mi madre. La quería aquí, para que me acariciara el pelo mientras me susurraba al oído que todo iría bien, para que me recordara otra vez que los chicos eran todos unos idiotas con mi edad y afirmando que mi padre también lo era, para que fuera...mi madre. La vida era una mierda, por haber permitido que se fuera ella y no yo. Las imágenes de aquello llegaron a mi cabeza de repente. Nosotras en el coche. Discutiendo como nunca lo habíamos hecho. El volantazo. Sangre, sangre por todas partes.

Las lágrimas aumentaron su intensidad y me senté en el suelo de la ducha tratando de calmar mi respiración. Estaba al borde de un ataque de ansiedad y para poder pararlo debía calmarme. Sabía que no podía seguir así, debía acabar con ese sentimiento de culpabilidad si quería seguir con mi vida, sin que ese recuerdo me atormentase por el resto de mis días.

¿Qué hay con esa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora