Viernes. Gracias a Dios.
El resto de la semana había pasado volando. El día después de la cita, Fred me había evitado como si le fuera la vida en ello. Tuve que irle dos días enteros detrás hasta que al final tuve la oportunidad de hablar con él. Le dejé claro que sí quería conocerlo, pero que no forzara tanto las cosas. Todo a su debido tiempo. Era una persona a la que le costaba mucho abrirse a la gente y, joder, acababa de mudarme, ¡le conocía de una semana! Aún no estaba preparada para algo como un rollo o lo que fuera que Fred quería. Finalmente, él pareció entenderlo y yo le prometí más salidas, las suficientes como para poder ver que pasaba más adelante. Eso último no se lo dije pero sí lo había pensado, y que yo pensara eso era bastante raro dado que nunca había buscado ni querido algo así con nadie, no me había visto en esa situación antes.
En esos dos últimos días me había dado cuenta de que los gemelos y Dan eran unos chicos geniales. Era cierto que a veces sacaban su faceta de baboso tira cañas, pero yo no me lo tomaba como algo serio, eran muy payasos, y era evidente que solo bromeaban.
Una lástima no poder decir lo mismo de Alek. Cada día que pasaba, más asco me daba. Su carácter me ponía los pelos de punta y no en el buen sentido de la expresión. Era como una especie de rabia hacia él y todo lo que tuviera que ver con su estúpida actitud engreída. Y es que lo que no lograba entender, es cómo las chicas hacían cola por él. Era repugnante.Hoy todos íbamos a ir a jugar a los bolos. Hacía mucho tiempo que no jugaba, demasiado diría yo, y tampoco era plan de quedar como una pringada que no tiraba ni un bolo porque todas las bolas se iban por los extremos de la pista. Las barreras, por supuesto, eran una opción que ni por asomo tenía en mente, no si no quería que se rieran de mí hasta el fin de mis días.
-Buenos días- dije bajando las escaleras. Una vez en la cocina, tomé las cosas necesarias para el desayuno.
-Buenos días, cariño- mi padre levantó los ojos del móvil y me miró -Menuda cara de zombie traes hoy ¿No tendrá algo que ver ese tal Fred?- enarcó una ceja. Mi padre se estaba poniendo muy pesadito con ese tema. Por el bien de los dos, ignoré ese comentario completamente.
-Gracias papá- le sonreí irónica -es lo que cualquier chica de 16 años quisiera escuchar, de verdad.- Rodé los ojos y mordí la galleta que acababa de sacar de la caja.
-Casi 17, solo queda un mes para tu cumpleaños- me dio un beso en la cabeza para luego dejar la taza de café, ahora vacía, sobre la encimera -Podría hacerte una de esas fiestas que tanto te gustaban, con payasos y castillos inchables.-
-Claro, y pintarnos la cara de animales, super héroes y princesas.- le seguí el juego divertida.
-Touché- soltó una carcajada y volvió sus ojos al móvil para después levantarse y agarrar su viejo maletín. Tomo nota: regalarle un maletín nuevo a mi padre.
-Papá, al final este fin de semana vendrán Lizzie y Kate a dormir a casa.-
-De acuerdo, mientras no haya chicos de por medio me parece estupendo.- rodé los ojos y continúe mordisqueando mi galleta mientras ojeaba cualquier cosa en el móvil -Oye...todo va bien, ¿verdad? Sabes que si no te encuentras bien o lo que sea...- cerré los ojos y apreté las uñas contra mis palmas por debajo de la mesa buscando no entrar en pánico por lo que estaba a punto de decir -Sé que no te gusta hablar de ello, pero si en algún momento...-
-No sigas por ahí, por favor.- decidí cortarlo. Lo observé durante unos segundos nerviosa hasta que decidí levantarme y salir de casa, no sin antes despedirme con un leve "Hasta luego". No me detuvo en ningún momento, me conocía tan bien que sabía que si no quería hablar de ello, era porque de verdad no podía.
Mi padre estaba asustado, asustado de que cometiera otra locura como la de aquella vez. Pero yo ya estaba bien, sabía que aquello había sido un completo error y necesitaba olvidarlo lo antes posible. Era la única manera de superarlo, tanto para él como para mí.
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¿Qué hay con esa?
Fiksi RemajaA causa de la muerte de su madre, Skyler Wait se ve obligada a dejar su ciudad natal para mudarse a Los Angeles. Es una chica difícil de manejar, orgullosa, cabezota y tal vez un poco entrometida, cosa que no gustará para nada a Alek Hills, un apues...