Capítulo 21

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Lunes.

Mi cumpleaños.

Genial.

El fin de semana me pasó muuuy lento, demasiado a decir verdad.

Fred había estado intentando contactar conmigo estos dos últimos días, y digo intentando porque lo había estado evitando un poco...puede que algo más que un poco.
Me sentía culpable tras la pelea que tuve con Alek y...bueno, el acto que le siguió a esta.

Realmente no tenía porque sentirme así, él me había besado y yo le había apartado, simple, yo lo hice bien. Pero no lograba comprenderlo ¿por qué lo habría hecho?

Quizá fuera un desliz.

No lo entendía, Fred era su amigo y Alek había dejado muy claro que las tías no le importaban lo suficiente como para romper una amistad y más la que tenía con mi...¿novio? Todavía no asimilaba ese hecho. No sé si la cosa estaba yendo demasiado deprisa, es decir, habíamos tenido varias citas, sí, pero un mes no era mucho tiempo para conocer a alguien, aunque yo sentía que ya lo conocía a la perfección.

Llevaba diez minutos despierta y sabía que en breves momentos mi padre aparecería por la puerta con mi desayuno, cantándome la dichosa canción, como siempre hacía en mi cumpleaños. Bueno, hacían, ya que era mi madre la que siempre se entusiasmaba ante esos gestos.

Toqué mi colgante por varios segundos y cerré los ojos.

Como te echo de menos.

Justo en ese momento mi padre irrumpió en la habitación sobresaltándome.

¿Qué os decía?

Llevaba una bandeja con una pila de tortitas y un buen tazón de leche.

-Te deseo Skyler, cumpleaños felíz- me cantó sonriendo. Alcé las cejas divertida. Al parecer no cumplía diecisiete, sino siete años. Mi padre dejó la bandeja sobre la cama y se sentó a mi lado. -Feliz cumpleaños, pequeña- depositó un beso sobre mi frente.

-Gracias papá- le sonreí y le di un corto abrazo. Ambos sabíamos que una parte esencial nos faltaba y aunque los dos evadieramos el tema, el vacío que mi madre había dejado no se esfumaba. Jamás lo haría. Tantos cumpleaños por pasar, situaciones por vivir, compromisos...y no tendría a mi madre para pasar por todos esos momentos.

-Desayuna y vístete o llegarás tarde- me atrapó la nariz entre sus dedos -Tengo que irme ya, esta noche cenamos pizza- me guiñó el ojo y yo reí levemente.

-Adiós, te quiero- me despedí

-Y yo a ti- y sin nada más que decir, se esfumó.

Me comí el desayuno mientras contestaba a las millones de felicitaciones que me habían mandado por WhatsApp, incluidas las de Fred y el resto.

No podía seguir ignorándolo

Cuando terminé, tomé una ducha bastante necesaria a decir verdad, me lavé los dientes y me vestí.

Justo cuando iba a abrir la puerta de casa para reunirme con los hermanos Marshall, el móvil sonó desde mi bolsillo trasero.

Fruncí el ceño al no reconocer el número.

-¿Hola?-

-¡Hola querida!¡felicidades! Tu padre me dijo que hoy cumplías diecisiete- ¿Por qué esta individua tenía mi número? Iba a matar a mi padre, sin duda que lo haría.

Realmente, Vanessa simulaba parecer una buena mujer y sabía que sus felicitaciones habían sido bien intencionadas, pero no podía evitar tomarla como una amenaza. Era mi padre de quien estabamos hablando.

¿Qué hay con esa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora