Capítulo 16

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-¡Arriba dormilona!- dijo mi padre quitando las sábanas de mi cuerpo y lanzándolas a los pies de la cama para que no volviera a taparme con ellas.

-Cinco minutos más...- dije dándome la vuelta para darle la espalda. Cerré los ojos de nuevo. A veces, me sorprendía con la facilidad con la que conseguía dormirme.

-Ni hablar.- me quitó la almohada de golpe provocando que mi cara cayera en el colchón en un golpe seco. -En diez minutos te quiero abajo para desayunar, no me hagas volver a subir, marmota.- me señaló con su dedo índice a modo de advertencia y desapareció de mi vista. Suspiré. Odiaba los lunes. Con mi vida.
Me levanté tras unos cuantos gruñidos y me dirigí al baño para asearme. No tenía demasiadas ganas de arreglarme así que simplemente me hice una cola alta y me puse una sudadera roja con unos leggins negros y unas converse blancas. Eso era a lo máximo que iba a aspirar mi vestimenta hoy. Bajé las escaleras lentamente y arrastrando cada paso, y me senté para comenzar a desayunar mis cereales. Encendí el móvil y contesté a los mensajes de Jude y de las chicas.

-Oye hija, ese Fred...- no fue hasta que oí el nombre de Fred cuando levanté la vista de la pantalla de mi iPhone y lo escruté con la mirada. No me gustaba nada por donde iría esta conversación, y mucho menos un lunes a las siete de la mañana -¿estáis...saliendo juntos?- abrí los ojos considerablemente dirigiendo la mirada de nuevo a la pantalla buscando algo que decir, y me limpié las gotas de leche que bajaban por mi mentón. Sabía que esta pregunta llegaría pero no me había planteado antes una respuesta apta a esa pregunta para mi padre. No es como si le pudiera decir que era un rollito, y que aún no éramos nada a pesar de que nos habíamos dado el lote considerables veces. Definitivamente, no iba a decirle eso. Al final opté por darle una negativa. Al fin y al cabo, él no había visto nada del otro mundo, podría ser un amigo normal y corriente.

-No papá, no estamos saliendo.- centré mi vista en la cuchara con la leche y la dejé caer de nuevo en el bol. Me miró fijamente intentando descifrar si mentía o no, por lo que yo también lo miré y alcé una ceja en su dirección. Sonrió y de nuevo puso atención a los informes que había en la mesa -Todavía.- susurré. 

-¿Qué dices, hija?-

-¿Yo?- respondí inocente haciéndome la loca. -Nada. Me están esperando, me voy.- cogí el bol y la cuchara y lo tiré en el fregadero, le di un beso rápido en la mejilla y me marché antes de que pudiera decir nada más.
Los lunes, martes y miércoles, seguía yendo con los hermanos Marshall en el coche puesto que nuestros horarios coincidían, y era un poco tontería llevar dos vehículos si íbamos al mismo sitio.

-Pero mira a quien tenemos aquí, la desaparecida.- Dan me rodeó los hombros con su brazo y me lanzó una mirada socarrona. -Hacía mucho que no te veía, "cielo"- Lo miré frunciendo el ceño al igual que Kate, que ahora estaba a mi lado -Lo pilláis ¿no? Cielo, ya sabes, Sky- Kate y yo nos miramos y decidimos pasar de él para subirnos al coche. Dan bufó poniendo los ojos en blanco y rodeando el coche para subirse al asiento del conductor. -No tenéis sentido del humor, aburridas.-

-Por cierto, Dan.- este me miró por el retrovisor esperando a que hablara -¿cómo fue tu cita con Lizzie?- solté curiosa con una sonrisa pícara en la cara. En realidad, ya sabía todos y cada uno de los detalles, desde la perspectiva de Lizzie, claro. La sonrisa que adornó su cara en segundos me dio a entender que desde su punto de vista también había ido bastante bien. Lo suponía.

-Ella es...me vuelve completamente loco. - Kate y yo nos echamos una mirada sorprendida incapaces de creer que alguien como Dan hubiera dicho algo así. -Creo que le pediré salir el viernes que viene, ya sabes, por la...¡AY!- fruncí el ceño. Kate acababa de darle una colleja en la nuca. El conductor la miró molesta y al segundo, abrió los ojos como platos para luego fijar la vista en el parabrisas de nuevo -Eh...ese viernes hay un partido de fútbol y me parece la ocasión perfecta para hacerlo.- se encogió de hombros nervioso -¿vendrás?- iba a decir algo pero me cortó -¿Qué digo? Claro que lo harás, de todos modos tu querido Fred jugará, bueno también Adam y Alek-
Traté de ignorar el revuelo en mi barriga al escuchar el último nombre. Ignóralo Skyler, Ignóralo. A pesar de eso, por supuesto que iría, pero no por el hecho de que Fred jugara. Bueno, quizá sí que fuera un poco por eso. La idea de verlo jugando al fútbol americano hacía que me interesara de repente aquel deporte.
Cuando llegamos al instituto, en el mismo sitio de siempre nos esperaban los gemelos, Fred y Alek. Le dirigí una mirada rápida y casi sin darme cuenta tenía a Fred delante sonriéndome. Miró disimuladamente a ambos lados buscando quién sabe qué, y luego se inclinó para darme un beso. No entendí muy bien aquel gesto pero si me hizo quedarme un poco extrañada. ¿No quería que lo vieran besarme? Quizá le daba corte. El caso es que no nos había prestado atención nadie, nadie excepto Alek, que nos miraba fijamente. Le sonreí a Fred.

¿Qué hay con esa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora