8- Un día extraño

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Arrastro los pies por la acera con un nudo enorme en el estómago. Intenté hablar con Inuyasha pero fue imposible. Tras irse al gimnasio, aguardé en su habitación. Esperé hasta escuchar sus pasos subiendo por las escaleras. Me preparé para recibirlo, pero de la misma forma en la que el sonido llegó a mis oídos, fue desvaneciéndose. Se había ido al cuarto de invitados. Cuando su madre pidió mi ayuda durante unos instantes, él aprovechó para ir a su dormitorio. Por más que toqué en la puerta para que me abriera, no lo hizo. Quise hablar con él a través de ésta pero me ignoraba. Al final, no me quedó más remedio que marcharme. Ya no podía hacer nada en esa casa. Por suerte, el dolor de las zonas de mi cuerpo que fueron lastimadas, es más llevadero para poder caminar

Estoy preocupada y él es la causa de mi malestar. En todos los años que llevo con Inuyasha, nunca le había visto de esta manera. Es cierto que se mantenía distante, pero nunca se encerraba tanto en sí mismo como hoy. Desde la mención de esa mujer se comporta así. Sin duda, debe de ser importante para él. Pero si quería ocultármelo, mis sospechas sobre una posible relación entre él y esa chica aumentan. Estoy segura de que ahora que lo he descubierto, quiere alejarse de mí una vez más. Y no le voy a obligar. No puedes permanecer al lado de alguien si no sientes más que aprecio, es cómo si te ataras a una cuerda que te impidiera cumplir tus sueños. Por más que te esfuerces, jamás conseguirás ser del todo feliz y a su vez, la otra persona tampoco lo llegará a ser. Porque aunque trates de engañar a tus sentimientos, estos siempre pertenecerán a su verdadero amor. Pero duele. Duele muchísimo.

Parece increíble que la noche anterior me acogiera en su corazón confesando que sentía algo por mí y que ahora me haya echado. Aunque pensándolo bien, su corazón en ningún momento llegó a corresponderme, siguió siendo de esa mujer. Yo sólo fui uno de esos ligues con los que se enrollan los tíos cuando se aburren.

Retengo las lágrimas que hacen por salir de mis ojos. No voy a llorar, no debo hacerlo. Me detengo frente a la casa de Sango y cojo una bocanada de aire. Está decidido, al salir del juego hablaré con Inuyasha y le diré que mantendré la distancia que él me pedía desde el principio. Si llego a olvidarme de él, no habrá más dolor. Cuando creo que estoy preparada, toco en la puerta y abro. Ya están todos en círculo con sus respectivas bebidas. Todos menos él.

- Bien, ya llegaste- dice Sango.

- Sí- respondo con un falso entusiasmo.

- ¿Ya estamos todos? ¿Empezamos?

- Falta Inuyasha- susurro.

- Es cierto. Siempre es muy puntual, qué raro que no haya venido aún- Mantengo mi mirada en la moqueta del suelo. Temo que si llega a preguntarme me echaré a llorar-. Voy a llamarle a ver.

Tras varias llamadas perdidas, decidimos empezar sin él. Si no viene mañana, dicen que irán a buscarle a la casa.

Comenzamos con rondas de "Verdad". Interiormente, lo agradezco, no quiero estar realizando retos ahora mismo. Después de las primeras preguntas, ya nos hemos enterado de que a Ayame le da miedo la oscuridad, que Miroku estaría tocándose todo el rato las tetas si fuese una mujer durante un día, que Koga tan sólo se ha acostado con una chica, que Shippo está enamorado de una compañera suya de clase y que Sango, como yo ya sabía, ve a Miroku más atractivo que al resto. Aunque, en mi opinión personal, yo lo debatiría.

- Comenzamos con los retos. Kagome, tú la primera- me dice Koga.

- Vale, dime.

- Bésame.

¿Qué? ¿Por qué insiste tanto en que lo haga? ¿No ve que yo sólo estoy atraída por Inuyasha? Miro a Ayame. Pobrecita, sé que ella está colada por él. Mascullo un "lo siento" y me levanto. Koga no tarda en hacer lo mismo. Me mira sonriente. Me acerco a él, temblorosa. No quiero hacer esto. Pego mis labios a los suyos rápidamente, queriendo que se termine lo antes posible. Hago por retirarme pero me lo impide sujetando con un brazo mi cintura y con el otro mi muñeca. Intenta hacerse paso en mi boca, pero se lo niego. Forcejeo con la intención de soltarme. No hace falta que haga ningún esfuerzo, de repente una fuerza me aparta de él. Observo la escena, paralizada. Inuyasha ha acorralado a Koga contra la pared y le ha acertado un puñetazo. La sangre comienza a deslizarse por la nariz.

- ¡No te acerques a ella!- dice furioso agarrándole por el cuello de la camisa.

- ¡No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer o no!- contesta Koga de la misma manera.

- ¡Estabas besándola y encima a la fuerza!

- ¿Qué pasa? ¿Estás celoso? ¿No soportas ver que me prefiera a mí antes que a ti?

Veo las intenciones de Inu cuando levanta su brazo. No puedo permitir que sigan así. Antes de que llegue a tocarle, me coloco en medio y lo agarro.

- ¡Basta! ¡No somos unos críos! Es cierto que no debes actuar así de agresivo, Inuyasha- Koga comienza a reírse- Tú no te hagas el listo, nadie te da derecho a obligarme a besarme. Si quería separarme no tenías porqué sujetarme. Y no, Koga. No te prefiero a ti.

- Joder, sólo faltan las palomitas. Telenovela gratis- bromea Miroku.

Lo único que escucho antes de largarme de allí, es a Inuyasha deteniendo a Sango para que no me siga. Estoy cansada de todo esto.

- Hey, hey. Espera- me llama Taisho. Al ver que le ignoro agarra mi mano.

- Suéltame.

- Debo hablar contigo.

- No, ahora soy yo la que tiene que hablar. No quiero seguir así. Tú ganas, voy a alejarme de ti como querías. Estoy agotada de que siempre ocurra lo mismo con esta historia. Has lo que te dé la gana, no me hables, no me mires, trátame mal y lárgate con esa mujer. Es lo único que te pido. Ya no tendrás que cargar con nadie, esta vez soy yo la que se va.

- ¿Es verdaderamente eso lo que quieres?- pregunta mientras me suelto y comienzo a caminar.

- Sí- No...

- Entonces, ¿no vas a escucharme?

- No- Lo haría, pero no puedo. No quiero derramar más lágrimas.

Y ninguno de los dos vuelve a decir nada. Me lo imagino pasándose la mano por el pelo, desesperado. Aunque, tal vez, no le importe en absoluto.

Llego a casa y no me hace falta saludar. No hay nadie. Decido no cenar, no tengo mucha hambre y nadie puede exigirme que lo haga.

Enciendo el ordenador y abro una pestaña de Google. Busco el nombre de Naraku y varias páginas se muestran ante mí. Observo el titular de cada una pero no encuentro a quien yo quiero. Al parecer, hay muchas personas llamadas así. Me dirijo a la sección de imágenes. Después de un rato mirando, hallo una fotografía de Facebook de él. Naraku Onigumo. Pongo en el buscador su nombre completo y obtengo algo de información.

22 años, nacido en Tokyo. Se quedó huérfano tras llevarse un accidente de coche la vida de sus padres. Hubo un tiempo en el que nadie supo de él, sus amigos no le veían y el resto de su familia no se hizo cargo. Naraku falleció antes de cumplir los 25 años al quitarse la vida.

Leo el mismo texto varias veces. Entro en diferentes páginas pero todas dicen algo similar y tienen la misma fecha. Hace 3 años. Es imposible...

El de las fotos es exactamente el chico de esta mañana. Pero si está muerto, ¿quién es el que visitó la casa de Inuyasha?

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Dejo este pequeño suspense por aquí... Y me retiro.

¡Muchas gracias a todos/as por leerme en un capítulo más!
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¡Si os ha gustado dadle a 🌟 y comentad! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

Inuyasha y Kagome ¿Jugamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora