Capítulo Extra

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KAGOME

Si tan sólo hace unos años me hubiesen dicho cómo sería mi vida, todo lo que tendría que pasar para llegar hasta aquí... Si me hubiesen dado la oportunidad de modificarla, posiblemente me habría negado. Ha sido duro, no estaría segura de querer repetir algo así, sin embargo, soportaría cualquier cosa por obtener este final.

Daría lo que fuera por estar así, con sus brazos rodeando mi cuerpo, sus dedos jugando en mi cabello, nuestras piernas desnudas entrelazadas y el latir apresurado de nuestros corazones tras amarnos durante horas.

- Gracias.

- ¿Por qué?

- Por lanzarme aquel estúpido estuche- ante esta respuesta no puedo evitar comenzar a reírme. Ésta perdura hasta el momento en el que continúa hablando-. Gracias además, por darme la vida que jamás llegué a imaginar que pudiese tener.

- Inuyasha...- le miro, realmente sorprendida ante esta declaración. No digo que no sea romántico, pero rara vez abre sus sentimientos de forma tan directa, es por eso que cuando lo hace, a pesar de llevar siete años juntos, me quedo absorta.

- ¿Me quieres?

- ¿Eres idiota?- contesto con una sonrisa a la vez que me pongo a horcajadas sobre él-. Sabes que sí, más incluso que eso, amor.

- Demuéstramelo entonces- me reta, pícaro.

Rodeo su cuello con mis brazos y busco sus labios con ansias. Me acerca a su pecho, abrazándome. Desliza sus uñas por mi espalda, creando un escalofrío por todo mi organismo que provoca que me arquee al mismo tiempo que un suspiro se escapa de mi boca.

- Te la estás jugando muchísimo- le aviso cuando mi cuello pasa a formar parte de su entretenimiento. Sólo espero que no me deje un chupetón, la última vez no se dio cuenta y tuve que llevar un pañuelo con la excusa de estar enferma mientras por dentro me moría de calor.

- ¡¡Baby Shark, doo doo doo doo doo doo...!!

- ¿¡Cuándo vas a cambiar ese maldito tono!? - exclamó asustada ante el repentino y elevado sonido del móvil.

- Quéjate a Miroku, a mí no me digas, fue él quien me hizo ponerlo.

- Estúpido juego- mascullo.

- Dime, Miroku- contesta poniendo el altavoz.

- No me fastidies que estabas durmiendo.

- Algo así- murmura sin dejar de besarme.

- ¿Me estás escuchando?- insiste.

- Que sí, pesado. ¿Qué querías?

- ¿Te acuerdas que la quedada de hoy era en el árbol sagrado, verdad?

- Mierda. ¿A qué hora era?

- A las 19:00

- Joder, si ya son las 18:15. Sólo en ir nos pegamos media hora y ni siquiera estamos preparados.

- Tendremos que esperarles, qué remedio.

- Sabes que soy despistado, no es mi culpa, tienes que avisarme antes.

- Sí, claro. Anda, dejen de hacer cochinadas y vengan ya de una vez.

- Ya vamos- cuelga la llamada y me mira fijamente.

- Pues nada, habrá que arreglarse- comento en un intento de levantarme, digo "en un intento", porque ahora me sujeta con más fuerza.

- Siempre podemos quedarnos un poco más, total, igualmente vamos a llegar tarde.

Inuyasha y Kagome ¿Jugamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora