Una explosión deja paso a una hilera de humo negro. Es la señal. Sin pensarlo dos veces, apuro mi paso al máximo. A medida que me acerco escucho cada vez más gritos. Todo se ha convertido en cenizas.
Sesshomaru está preparado para actuar otra vez. Pero no está sólo. Sango, Miroku, mis padres e incluso Rin, lo acompañan. El plan ha debido funcionar, mereció la pena cambiarnos las vestimentas, nunca pensé que el ser hermanos nos fuera a servir para algo productivo al final.
- Mierda...- observo dos siluetas salir entre el humo, se dirigen hacia el lado opuesto.
- ¡Eh, Sesshomaru! ¿Abandonaste a tu hermano tan pronto?
- Koga, ven conmigo. Dile a tus chicos que vengan.
- ¿Inuyasha?
- No preguntes, vámonos. Hay que acorralar a quien sea que está escapando, seamos discretos.
- Bien, yo iré por debajo.
Veo las intenciones y le hago señas a Koga, no podemos permitir que se meta entre los árboles. Mis pasos son veloces, silenciosos, ágiles... No tardo mucho en llegar hasta el hombre que lleva consigo a mi otra mitad. No dudo ni un segundo más en meterme en su camino.
- Un paso más y no dudaré en acabar contigo- digo mientras le amenazo desenvainando mi espada.
Intenta retroceder de espaldas, chocando con Koga.
- Suelta a la chica.
- No estés tan confiado.
- ¡Suéltala!- doy un paso hacia él y este a su vez retrocede.
De repente, su cuerpo comienza a retorcerse. Los gritos inundan el lugar y su cuerpo termina desvaneciéndose. Un hilo de sangre cae de la comisura de sus labios. La figura de Naraku aparece, llevándose a Kagome consigo.
- ¡Mierda!
- Regresemos con todos, no debe estar lejos.
Todos están posicionados formando una media luna. Están preparados ante cualquier ataque, atentos a la relajada figura de Naraku que se impone en el centro.
- Bien... Veo que ya estamos todos. Por fin toda la familia junta- ríe sádicamente.
- Deja a la chica, Naraku, ella no se merece nada de esto- suplica mi madre.
- Izayoi... Tan compasiva como siempre... Qué lástima que a mi no me conmuevas.
- Naraku...- mis puños se cierran, noto las uñas clavarse en las palmas de mis manos.
- Izayoi, dame lo que quiero y todo volverá a ser como antes.
- Sabes que eso no es posible.
- ¿Qué es lo que quieres? ¡Dilo ya de una vez!- grito al borde de la ira.
- Inuyasha...
Me quedo helado ante la melodía de ese suave murmullo. La veo débil entre los brazos de Naraku. Apenas puede moverse. Abre los ojos con esfuerzo y me mira dedicándome una suave sonrisa.
Un ligero gesto por parte de Naraku y su cuerpo se tensa junto a una mueca de dolor.- ¡Naraku, para!- Cuando se detiene, su pecho no deja de moverse irregularmente.
- ¿Qué es lo que necesito, Izayoi? ¡Dímelo!- amenaza con repetir la acción.
- ¡No puedes! ¿Es que no lo entiendes? La perla de Shikon pertenece a ella. ¡Ella es la perla!
- Eso no puede ser posible. Si es cierto que está en su interior, no quedará más remedio que extraerla.
- ¡Detente, Naraku! Si lo haces, ella morirá.
- ¿Crees que eso me importa lo más mínimo?
- Si Kagome muere, la perla morirá con ella, lo mismo sucede al revés. Al igual que tú.
- ¡No vas a engañarme!- El cuerpo de Kagome vuelve a tensarse a la vez que ella comienza a gritar.
- ¡Vamos! ¡Tened cuidado con ella!
Nos dirigimos todos hacia él. Sango ataca por la espalda y este intenta cubrirse, siendo esto imposible.
- ¿Qué ocurre? ¿Acaso no te dio tiempo a crear una coraza para cubrirte?- agrega mi hermano con burla.
- No es eso- interrumpe mi madre-. Kagome está muy débil, lo mismo sucede contigo, Naraku.
Él mira perplejo, parece que empieza a creerlo. Es justo en ese instante en el que aprovechamos a atacar. En un mínimo despiste, consigo llevarme a Kagome conmigo.
- Kag, amor, responde.
- Inuyasha...- no abre los ojos, sin embargo, intenta disimular una sonrisa.
- No creas que has ganado por ello, Inuyasha- responde con burla Naraku a la vez que vuelve a atacarla-. Recuerda que tampoco puedes matarme sin hacerle daño a ella.
- ¡Parad!- les ordeno.
- Inu... ya... sha...- su voz es tan débil que es casi inaudible.
- Kag...
- Decían... Que podías pedirle un deseo a la perla..., ¿no es así?
- Sí, claro. ¿Por qué lo dices?- pregunto confuso.
Temblando, consigue sentarse y se inclina hacia mis labios. La abrazo con todas mis fuerzas mientras correspondo a su beso.
- ¡Kagome, no lo hagas!- grita mi madre corriendo hacia nosotros.
- Perla de Shikon...- responde separando su rostro del mío-. Desaparece.
De pronto, su cuerpo se desvanece en mis brazos y de este comienza a salir un destello violeta. La luz llega a cegarme y debo apartar la vista. Escucho los quejidos de Naraku. Una extraña calidez inunda mi ser.
Cuando la luz se desvanece, Naraku ha desaparecido. El templo está intacto y la hierba vuelve a tomar protagonismo.
- Kagome...
Su luz ha devuelto todo a su forma.
Todo... Menos su vida.
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Inuyasha y Kagome ¿Jugamos?
FanfictionDecía una canción que "el amor es un arte" , sin embargo, ciertas personas lo definen como un juego. Kagome. Inuyasha. Dos estudiantes de Tokio que comparten una misma aula. Ella quiere conocerle. Él tiene un secreto que ocultar. Por las tardes, t...