🌟/Capítulo 9/🌟

1.2K 101 15
                                    

«Si no tuviéramos ojos, ¿qué sería de las personas lindas?»
―Agustín

Luces estroboscópicas girando en torno a mí era señal de una sola cosa: había hecho el trabajo con Ruggero. Y sí, me encontraba en la casa de Sarah, en su fiesta de viernes, acompañado de mi mejor amigo.

Mike, extrañamente, aún se encontraba junto a mí después de diez minutos estando en el interior de la casa. Su vista se movía por los alrededores como si buscara algo. Creo que lo encontró al mismo tiempo que yo porque, de alguna forma, pude ver su ceño frunciéndose cuando volvió la vista a mí.

―¿Esa no es Sarah? ―le pregunté.

La misma chica que días atrás había coqueteado con él, estaba con su espalda apegada a una pared mientras un chico parecía meterle no sólo las manos en lugares íntimos, sino también la lengua. Y muy profundo.

Michael volvió a mirar en esa dirección y asintió.

―Pero tú y ella... ―empecé a decir ante su falta de expresividad.

―Supongo que esta noche seremos nosotros dos solos contra el mundo, amigo mío ―dijo codeándome mientras, sin prisa alguna, se encaminaba a una barra improvisada en la cocina de la casa. 

Ya no sabía qué era más raro: ver cómo Mike, pasaba de conquista en conquista, o cómo sus supuestas conquistas pasaban de chico en chico. ¿En qué momento todos habían dejado de aprender a enamorarse?

Estaba pensando en ello, y en cómo yo seguía recordando constantemente momentos de mi primer flechazo de niño, cuando un cuerpo pasó caminando a nuestro lado y rozó ligeramente mi brazo derecho.

―Hola Agustín ―me saludó.

Giré la cabeza y, a duras penas, alcancé a ver los rasgos asiáticos de Kira. 

―Hola ―respondí dudoso, probablemente muy tarde como para que me oyera.

Ella y yo habíamos hablado un par de veces, así que no me sorprendió que me reconociese y saludase. Quien sí quedó un poco trastocado, y pude comprobarlo gracias a su mueca perpleja, fue Mike

―¿No me vio? ―dudó.

Reí.

―Te ignoró, es un poco diferente ―recalqué.

―¿Por qué?

Su pregunta no parecía ir dirigida a mí, aún así me encargué de responderle.

―Quizá porque la cambiaste al día siguiente de que saliste con ella, ¿no?

Mike inclinó el rostro.

―Pero ella sabe cómo soy ―murmuró―, además no le prometí nada.

Las últimas palabras apenas se oyeron debido a la canción que sonaba dentro de la casa, retumbando en cada rincón, casi en sincronía con las luces multicolores. 

―Bien por ti, entonces. Tampoco parece querer reclamarte algo ―le devolví.

―P-pero...

―Oh ―ladeé la cabeza, imitándolo―, ¿te han ignorado por primera vez?

Él se cruzó de brazos.

―No es eso ―murmuró―. Sólo que pensé que habíamos quedado en buenos términos y ahora pasó de mí.

―Pobre de ti ―reí. 

―Esto no se quedará as... ―dijo, pero antes de acabar, volteó y dio de lleno con otro cuerpo.

Cliché Sobre Tacones [Adaptada] [Aguslina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora