🌟/Capitulo 16/🌟

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«Mi no-cliché favorito tiene apodo: Agustin.»

―Carolina

―Tú eres...

―Carolina Kopelioff―completé tratando de lucir menos intimidada de lo que estaba.

Una sonrisa sabia hizo que sus dientes relucieran.

―Ya sabía yo que serías tú ―dijo más para sí mismo que para mí.

¿De qué hablaba? No lo supe. Pero esa no era mi principal preocupación en ese momento.

―¿Se encuentra Agustin? ―dudé entonces yendo al punto.

El hombre uniformado que se encontraba de brazos cruzados al otro lado de la puerta asintió con lentitud.

―En cama ―respondió al cabo de unos segundos―. Ha cogido una gripe que lo tiene mal.

Por eso faltó a clases, pensé de inmediato. No era como si hubiese estado muy pendiente de él semanas atrás, pero sin dudas lo había hecho esa mañana. La ausencia del sarcasmo en cada una de las clases no pasó desapercibido para nadie. A pesar de que no era popular, sus constantes respuestas sarcásticas siempre se destacaban entre los comentarios aburridos y tontos del resto de mis compañeros.

Extrañar sus comentarios inteligentes era normal, ¿no?

Miré por sobre el hombro del señor Bernasconi para apartarme de mis pensamientos y él sonrió mientras se descruzaba de brazos y retrocedía un paso.

―¿Quieres pasar a verlo? ―ofreció sin más. Intentando aparentar menos entusiasmo, elevé un hombro―. Pasa. Pero si te contagia, no me culpes ―rió abriendo un poco más la puerta.

Agradecida por su sugerencia, suspiré.

―Gracias sheriff ―dije adentrándome.

―Diego para mi futura nu... nutricionista ―reformó apretando sus labios con diversión. Sentí mis cejas arqueándose―. Agustin comentó que te gustaría seguir la carrera de nutrición ―acotó dubitativo.

―En realidad, yo nunca dije que...

―La habitación de Agustin está en el sótano ―añadió antes de que pudiese corregir su comentario―. Al final del pasillo ―alargó.

Dejando en el olvido su anterior comentario, me centré en sus últimas palabras. ¿Sótano? Inmediatamente los mensajes que intercambié con Agustin días atrás vinieron a mi mente. Es cierto, pensé a medida que caminaba por el pasillo, admirando a mis costados las fotos adheridas en la pared; recordé sus mensajes que decían que no despertaba con los rayos del sol rozando su cara. Él no había mentido.

La puerta que guiaba escaleras abajo estaba abierta, así que avancé. Mis pasos se oyeron más fuertes de lo que pretendía mientras bajaba; los tacones eran más ruidosos que las suelas de mis zapatillas deportivas.

Cuando estuve al pie de la escalera, me quedé inmóvil mirando a mi alrededor. Sin duda, Agustin se esforzaba mucho para no ser cliché. Su dormitorio no parecía el de un adolescente común y corriente, sino el de un... detective. En vez de tener pósters decorando su oscura habitación, tenía recortes de periódicos pegados en las paredes junto con hilos de colores que los unían a unos con otros. En lugar de trofeos de deportes, pilas de libros se acumulaban en repisas y estanterías. Y donde se suponía que debía haber un montón de ropa desordenada, había un ropero con las puertas abiertas que dejaba a la vista una prolija pila de camisetas dobladas.

¿Cliché? Ni un poco.

Fue cuando mis ojos se detuvieron en su cama, que sonreí más amplio que antes. Ni siquiera estando enfermo era cliché. Agustin no se veía pálido, al menos no más que lo normal, tampoco parecía ojeroso y ¡maldita sea!, ni siquiera babeaba. Él dormía como si esa fuese su única misión en la vida.

Cliché Sobre Tacones [Adaptada] [Aguslina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora