🌟/Epilogo/🌟

1.7K 130 30
                                    

Final Dedicado A: TeresaGanchozo HeladoDelGastoncito -KopesconiFlash CynthiaLopez933 Isabella_Pineda AguslinaZenerioff EstefanyQuerAlv_14 stephany0306 mariaeugeniapilar sam06her BlancoftBernasconi Muchas Gracias!❤

«Te amo.» 

―Agustin

Solía amar el silencio. Encerrarme en mi cuarto, quitarme los zapatos y dejarme caer en la cama con los ojos cerrados, dispuesto a pensar, era algo que apreciaba mucho. En mi antigua vida, claro está. Todo cambió cuando ella llegó a mi vida.

Y cuando digo todo, es todo.

Hace menos de un año mi vida cambió radicalmente; pasé de estudiar a trabajar, de dormir diez horas al día a tratar de dormir ocho horas como mucho, pero lo más importante, es que pasé de tener mi dedo anular vacío a llevar una sortija en él. 

Sí, me casé. 

Tal como han leído: me casé con la mujer de mis sueños.

Y desde entonces simplemente no puedo amar el silencio, porque con Carolina Kopelioff jamás hay silencio. Y si lo hay, no augura nada bueno.

Oh, mierda. A pesar de la ardua jornada laboral, apenas siento el cansancio cuando me bajo del coche y nada se escucha al otro lado de la puerta principal de nuestra casa. Me domina la incertidumbre, lo cual me hace temer lo peor. De los diez meses que llevas casado con Carolina, ¿cuándo te ha recibido con la casa en silencio? Frunzo el ceño a medida que avanzo por el jardín delantero y mi estómago se contrae.

Ella jamás me ha recibido en silencio; siempre ha habido ruido a su alrededor, ya sea por la música a todo volumen o el televisor encendido, sus desafinados cantos a capela, o el sonido de los muebles al arrastrarlos por el suelo para cambiarlos de lugar. Carolina Kopelioff es sinónimo de ruido, es sinónimo de vida.

Y joder, ahora solo puedo oír los grillos dándome una serenata mientras sigo dando pasos dudosos hacia la entrada.

Tanteo los bolsillos traseros de mi pantalón, en busca de las llaves, e introduzco la indicada en la cerradura. Un segundo después, la puerta se abre y quedo de pie delante de una sala de estar oscura, demasiado lúgubre para mi gusto.

―¿Carolina? ―llamo con el corazón en la garganta.

Mi respiración empieza a acelerarse mientras estiro la mano para encender la luz y entonces basta que haga una leve presión en la llave para que el interior de mi casa se ilumine de repente.

―¡Feliz cumpleaños! ―gritan varias voces, apareciendo detrás de diversos muebles, haciéndome dar un respingo.

¿Qué...? Todavía con el corazón latiendo con fuerza entre mis costillas, trato de enfocar la mirada en alguno de todos los rostros que tengo a mi alcance. Mis pulmones se desinflan, aliviados, cuando la veo.

Oh, dios mío.

Ella está bien, me digo a mí mismo, dedicándole una sonrisa. Recién entonces me permito voltear la cabeza a mis lados para contemplar al resto de las personas. Y mierda, son muchos. 

Cliché Sobre Tacones [Adaptada] [Aguslina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora