🌟/Capitulo 11/🌟

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Maratón 1/?

Capitulo dedicado a: TeresaGanchozo Gracias Por Todo!

«Ella, un examen y una chica directa.»
―Agustín

Pedir ayuda no era mi pasatiempo favorito, menos si involucraba acercarme a Caro, pero todos tenemos un límite. Y él mío fue la clase inentendible de matemáticas y el hecho de que hubiese aprobado el trabajo gracias a Pasquarelli.

Así que sí, terminé optando por pedir ayuda.

Apenas hubo sonado el timbre para el último receso del día, me arrimé a la única compañera que parecía comprender las matemáticas, y la única que había logrado sacarse una «A» en el último trabajo.

―Oye, Carolina.

Se giró, altanera, a verme.

Pero no se trataba de su característica mueca altanera, aquella que le dirigía a los demás; era diferente, tenía... algo más. Era como si supiese algo más de mí, como si después de la escena en el baño de hombres, ella me conociese más, o me viese de otro modo. ¿Qué diablos pude haber hecho para que pasase eso?

Nervioso ante su mirada suspicaz, me rasqué la nuca.

―Dime ―cuestionó, todavía sentada en su pupitre, mientras el salón iba vaciadonse.

―¿Sabes? ―empecé indeciso―. Estuve pensando que quizá tú y yo...

―¿Salgamos? Mmm, no ―dijo de inmediato―. Si fueras popular, lo pensaría.

Rodé los ojos al oír su tono.

―¿Podrías ayudarme con matemáticas?

Me miró dudosa, aunque probablemente no por mi petición.

―¿Algo así como ser tu tutora?

―Compañera altruista es mejor título ―siseé entre dientes.

―¿No te gusta que suene a cliché? ―se burló.

―No me gusta que intentes hacerlo sonar de ese modo adrede ―la corregí. Se cruzó de brazos con una sonrisa divertida―. Si me vas a pedir algo a cambio, mejor olvídalo ―me adelanté.

Ella sonrió todavía más grande que segundo atrás.

―¿Qué podrías darme a cambio? ―averiguó curiosa. Estreché la mirada―. No tienes nada que me interese.

―Tampoco te lo daría si lo tuviera ―le aseguré.

―De todos modos, no te iba a pedir nada; suficiente favor me hiciste antes ―dijo haciendo alusión a mi supuesta guardia fuera del baño. La mirada que dio al salón, como si buscara algo, me hizo estremecer; sólo estábamos los dos allí―. Esta tarde, luego de las cuatro, voy a tu casa.

Y se puso de pie para irse.

―¿En serio?

La miré mientras caminaba hacia la puerta.

―No, mentira ―dijo con notable sarcasmo para luego dejarme solo en el salón. 

Cuando estuvo fuera de mi vista, no pude evitar reír.

¿No podía quedarse sólo con el molde de cliché? Oírla imitar mi tono sarcástico era una de las razones por la cual, a veces, pensaba en ella por las noches. Si tan sólo fuera un cliché más... pero no, era un cliché sobre tacones, y burlesca. 

Rayos, pensé rascándome la nuca.

Esa tarde, era las cuatro en punto cuando llegó a mi casa. Su lenta inspección a mi casa no me molestó, si lo hicieron sus palabras:

Cliché Sobre Tacones [Adaptada] [Aguslina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora