🌟/Capitulo 19/🌟

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«¿Alguna vez dije que me gustaba lo no-cliché

―Agustin

Sabía que era el momento de hablar, de dar el famoso "consejo de amigo", pero había un problema. Un grandísimo problema. Si aconsejaba a Mike, pondría en aprietos a Valentina Y si aconsejaba a Valen, probablemente saldría perjudicado Michael. Así que durante los siguientes días a mi reconciliación con Caro, y paralela ruptura de mis amigos, preferí mantenerme al margen. Pero no fue fácil, mucho menos cuando vi a Mike en su moto a la salida de clases y a Kira subiéndose detrás de él, aferrándose con fuerza a su cintura tras ponerse el casco.

De una u otra forma, si hablaba con alguno de los dos, el otro me vería como enemigo. Y elegir un bando era imposible de pensar; aunque mantenerme distanciado de ambos fuera agotador, prefería eso a perder la amistad de uno de ellos.

Cuando Mike alzó una mano para despedirse de mí, vacilé pero terminé dirigiéndole un asentimiento antes de verlo desaparecer de mi vista.

―¿Y?

Todos mis pensamientos acerca de él se desvanecieron tan pronto como escuché esa única palabra detrás de mí. Fue inevitable que, aunque no tuviera noticias buenas para ella ahora mismo, sonriera al verla.

―Desde que nos vimos en el almuerzo no he recibido noticias de Alan, así que probablemente tu coche siga sin repuesto ―respondí suponiendo que se refería a eso.

Carolina avanzó un paso, quedando a la par mía, y recién entonces fui consciente del panorama a nuestro alrededor. Todavía debajo del refugio que nos daba la galería, ambos mirábamos hacia delante, donde la lluvia caía con ligereza.

El hecho de que fuéramos las únicas dos personas detenidas a un paso de mojarnos era de todo menos casualidad.

―No tengo paraguas ―admití.

―Tampoco yo ―susurró ella.

Seguimos mirando las pequeñas gotas golpeando contra el suelo.

―Si hubiera venido Valen a clases, ella podría habernos llevado ―continuó Caro como si hablara consigo misma.

―Y si mi abuela no hubiera muerto, estaría viva ―no pude evitar decir.

Carolina ladeó la cabeza para mirarme por un instante y yo me encogí de hombros mientras simulaba no verla. Pude oír su intento de ocultar la risa y sonreí internamente.

El repiqueteo de la lluvia a centímetros de nuestro calzado parecía aumentar con cada segundo que pasábamos de pie bajo la galería.

―¿Nadie ha muerto por caminar bajo la lluvia, verdad? ―cuestionó finalmente Caro asomando la cabeza un centímetro para dejar que su cabello se mojara con un par de gotas.

―Creería que no ―contesté imitándola―. Excepto en los casos en que se ha caído algún cable de corriente y las personas se han electrocutado, entonces creería que sí es posible morir bajo la lluvia ―proseguí.

―¡Agutin!

El ligero golpe que me dio en mi costado me hizo reír.

―¿Qué? Tú preguntaste ―me justifiqué.

Ella negó con la cabeza mientras suprimía la risa.

―¿Tú te vas caminando? ―insistió.

La miré y entonces no pude contenerme; tanteé mis bolsillos como si buscara las llaves de un coche y, apuntando con una alarma invisible al sitio donde quedaban algunos estacionados, le dije:

Cliché Sobre Tacones [Adaptada] [Aguslina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora