¡Oh! Reina, lloráis, y eso al palacio entristece,
las serranías del reino al oírte se estremecen.
Los pájaros ya no cantan, hace falta de su aliento
y el otoño se aproxima cuando aún no es su tiempo.
Reina mía no lloréis, que así todo es tristeza,
los niños ya no ríen porque llora también la princesa.
El cielo pierde su azul y en los bosques arde el Sol,
donde las abejas sufren porque caen flor tras flor.
Y si lloráis también llora el que usted menos piensa,
ese actor tan sencillo, para el que usted es su audiencia;
llora porque en sus actos él sólo ve su sonrisa,
llora porque al llorar usted su corazón se hace trizas.
Y si al llorar usted, la princesa también llora,
ese que menos importa, que ríe mientras labora
ve las cosas tan distintas, porque pintar de alegría
su rostro y el de su hija es lo que hace día a día.
Mas siendo así: que un cisne vale más que él
la quiere por su sonrisa, esa es su razón de ser;
gusta de lo que hace, triste no podría vivir
y está aquí en nombre del reino para hacerla reír.
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De estación en estación
PoesíaColección de poesía "El sentimiento muchas veces confunde... muestra simplemente la respuesta de las largas conversaciones entre el alma y el corazón, donde el alma siempre toma la iniciativa. Si esto alcanza la mente y las manos, el resultado será...