Oda a la falacia

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Tu reino no es para siempre, pero cuanto duele vivirlo

Como un veneno letal te riegas por nuestras venas;

Humedeces con tu tacto, impregnas al más blanco mirlo

No hay quien se escape de ti, ni quien resista tus penas.


Vistes de varios colores, no respetas estratos sociales

Has tocado del cielo la albura, también has nadado en fango;

Has animado guerras, pactos, e incluso mueves ideales,

Bailas al ritmo que quieras, ocupas todos los rangos.


Por ti viven las fábulas, en ti subsisten los mitos

Incluso las religiones se proliferan por ti

En las palabras de un letrado tu sabor es exquisito

Nadie objeta, si tú trabajas, que el diamante es un rubí.


Tu parto no es doloroso, pues te engendra el peor padre

A cuyos pies se rinde un mundo que no quiere respirar;

Su letargo no es la muerte, aunque así sea que lo piense

Tu existencia si es dolorosa, pues duele sin poder matar.


Hay unos que te defienden, y quienes te denunciamos

Los primeros suelen librarse de la ignominia que causas;

Los segundos, aunque esforzados, y aun diciendo que amamos

Nos sorprendemos de la artimaña con la que siempre nos cazas.

De estación en estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora