Con un estridente ruido metálico, el ascensor comenzó a subir lentamente. En algo más de veinte segundos, el grupo de cuatro jóvenes tenía enfrente al endeble ascensor.
Mark fue el primero en entrar, seguido por Yeslie, Ben y Thomas. Este último estiró de la mohosa palanca y el ascensor empezó a bajar de nuevo.
- Recordarme que jamás vuelva a quedar con vosotros.- dijo Mark justo cuando el ascensor se detenía en la planta del psiquiátrico.
Uno a uno los cuatro abandonaron el ascensor y pisaron la sala de espera. Frente a ellos se encontraba erguido el destrozado cartel de "Psiquiátrico General de Alaska. Por toda la sala de espera y el cuarto de conserje había colocada cinta policial, supuestamente prohibiendo la entrada a cualquier persona ajena a la investigación.
- ¿Notas algo?- preguntó Thomas a Yeslie.
- Sí... siento mucho dolor y angustia al entrar aquí. El aura de este lugar está muy... cargada. Mucha gente murió y sufrió aquí.- contestó Yeslie.
- Algo hay aquí que no me cuadra.- dijo Ben.
- ¿El qué?- preguntaron Thomas y Mark casi al unísono.
- ¿Se supone que la policía ya ha cerrado este caso verdad?- preguntó Ben.
- Sí.- respondió Mark.
- Entonces... ¿Cómo es posible que la corriente del psiquiátrico siga activa? Se supone que la policía debería desactivarla al saber que jamás nadie volvería a entrar aquí.- dijo Ben.
- Puede ser que se les olvidara.- contestó Thomas con un gesto de tranquilidad.
- Vale... podría ser un olvido. Pero, cuando hemos apretado el botón, el ascensor ha subido hasta aquí, lo que significa que antes de que nosotros apretáramos al botón, el ascensor se encontraba en este piso.- añadió Ben.
- ¿Y qué?- preguntó Mark.
- Pues que supuestamente los últimos en usar este ascensor fueron los policías. Y tuvieron que usarlo para subir al piso de la casa y poder salir al exterior. Si el ascensor estaba aquí abajo, eso podría significar que... alguien ha bajado aquí y sigue en este piso. Deberíamos salir de aquí cuanto antes.- dijo Ben.
Tras escuchar esto, Mark, Thomas y Yeslie se quedaron en silencio mirándose los unos a los otros, hasta que finalmente Thomas rompió el silencio diciendo:
- Seguro que habrá bajado algún yonki o indigente. No hay por qué preocuparnos, somos cuatro y tenemos bates de beisbol.
- Esto me sigue dando mala espina. Creó que deberíamos irnos.- volvió a decir Ben.
- He de admitir que lo que has dicho tiene lógica y me ha dado mal rollo, pero yo pienso igual que Thomas.- dijo Yeslie.
- ¿No hay forma de haceros salir de esta casa todavía, verdad?- preguntó Ben abatido.
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Está entre nosotros : SCAVENGER
TerrorSEGUNDA PARTE DE ESTÁ ENTRE NOSOTROS Tras lo ocurrido en la casa de los Mason, Connor queda encarcelado por presuntamente ser el autor de todos los hechos, mientras todavía sigue teniendo al espíritu de Azel Roth en su interior. Entre los muros de l...