Thomas golpeó a varios salvajes, que se abalanzaban sobre él y sobre Yeslie como lobos sarnosos. Sin embargo, la enorme y salvaje jauría de bestias caníbales no tardaron en dominar a ambos, inmovilizándolos contra el suelo. Uno de ellos, de rostro pálido y deforme, agarró a Yeslie del pelo y estiró hacia atrás, dejando al descubierto su desnudo cuello. Deslizó suavemente el filo de una navaja por él, mientras el resto aplaudía y vitoreaba en palabras inentendibles. Pero cuando el salvaje iba a degollar a Yeslie, recibió un duro golpe de garrote en la nuca. Ante esto, todos quedaron en silencio y miraron al causante de aquel golpe, que era Malcom, el encorvado y viejo líder de la Comunidad de las Montañas. Los salvajes que forcejeaban con Thomas también se detuvieron y miraron atentos a su jefe. El hombrecillo que había recibido el golpe quedó tendido en el suelo sobre un charco de sangre que procedía de su nuca. Malcom hizo un gesto y rápidamente el cadáver fue agarrado por un pequeño grupo, para después masturbarse y frotarse sobre él.
- No mataremos a la chica. Será un regalo para nuestra Diosa. Quizás así... nos ganemos su amor de nuevo.- las palabras de Malcom salían de su boca lentamente. Parecía que con cada palabra su dentadura y mandíbula peligraba. A Yeslie le dio la impresión de que debía rondar los cien años.- Pero a él... a él matarlo.
- ¡NO!- gritó Yeslie sacudiéndose. Con un contundente codazo, noqueó a una salvaje que se hallaba cerca y le arrebató su navaja.
Yeslie dio varios pasos hacia atrás, alejándose de la muchedumbre y colocó el frío filo contra su nuez.
- No tendréis regalo para vuestra Diosa si le matáis. Me suicidare aquí mismo.
- Oh... me recuerdas tanto a mi hijita Collin.- dijo Bill Grant poniéndose las manos sobre las mejillas.- Ella también se suicidó. Habríais sido buenas amigas.
Yeslie apartó su mirada de Bill desconcertada y miró a Malcom, que la miraba seriamente apoyado en su bastón.
- ¿Te crees capaz de hacerlo, niña?
Yeslie tragó saliva.
- Sí. Lo haré, salvo que prometáis que dejareis vivir a Thomas.
- Está bien, matate tú misma. Le regalaremos a nuestra Diosa tu amigo.- contestó Malcom de forma convincente.- A mi Diosa no le importa el género de su regalo, solo su sangre.
Yeslie apretó con fuerza el mango de la navaja y miró a Thomas, que era sujetado rígidamente por los salvajes. Este, entre lágrimas, negó con la cabeza y le sonrió. Yeslie, también emocionada, no pudo evitar llorar y soltó el arma.
Malcom rió e hizo un gesto, haciendo que la Comunidad de la Montaña se abalanzara rabiosa contra Thomas. Un carnaval de gritos de dolor, gemidos y risas se sucedió, mientras Yeslie era arrastrada de la cabellera por un corpulento salvaje.
- Malcom... es posible que la Inversión este cerca de comenzar.- le susurró Bill Grant al oído.
La cara del anciano se descompuso y una desconcertante sonrisa de oreja a oreja se instaló en su arrugado semblante. Muchos de los salvajes que esperaban turno para violar a Thomas se mostraron confusos ante la sonrisa de su líder. Parecía que hacía mucho tiempo que no le veían tan feliz.
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Está entre nosotros : SCAVENGER
HorreurSEGUNDA PARTE DE ESTÁ ENTRE NOSOTROS Tras lo ocurrido en la casa de los Mason, Connor queda encarcelado por presuntamente ser el autor de todos los hechos, mientras todavía sigue teniendo al espíritu de Azel Roth en su interior. Entre los muros de l...