13. Inyección

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Zass miraba su destrozada mascara, que reposaba en el suelo hecha añicos

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Zass miraba su destrozada mascara, que reposaba en el suelo hecha añicos. Notaba la reseca sangre en sus comisuras, deslizando su lengua por ellas para impregnar su lengua de su amargo y exquisito sabor. Sus tobillos y muñecas le escocían como el diablo, totalmente despellejadas y heridas por culpa del roce que le hacían las esposas y cadenas. Uno de los policías entró en la sala de limpieza, seguido en pocos segundos por el resto. El que le había sacado de la celda días atrás se acercó a él y levantó su cabeza, apartando su mirada de los restos de la mascara.

- He de admitir que eres duro de cojones. Tíos el doble de grandes que tú a estas alturas estaban llorando y suplicando para que los metiéramos de nuevo en sus celdas.

- Las celdas son aburridas.- contestó Zass tras varios segundos.- Aunque vosotros también lo sois... ¿No podéis traer a algún torturador mejor?

Uno de los policías se adelantó y propinó un codazo a Zass en la mandíbula.

- Mañana ya no haran falta más torturas.- dijo el policía.- Mañana serás un fiambre.

- ¿Mañana ya es mi ejecución? Que rápido pasa el tiempo cuando estás entre amigos.- añadió Zass escupiendo sangre al suelo.- ¿Cuánto tiempo llevo aquí encerrado?

- Cinco días.- contestó el policía del codazo.- Será una lástima no poder pegarte más.

- Sin duda...- dijo Zass.- Si mañana es mi ejecución, eso significa que hoy es la de mi compañero de celda.

- ¿Connor Mason?- preguntó uno de los policías.- Sí, de hecho ya está en la sala de ejecuciones, a punto de ser ejecutado frente a más de cien personas y policías.

- Luego los sádicos somos nosotros.- añadió Zass.- ¿A la mía acudirá tanta gente?- sonrió.

- Connor Mason jodió la vida de muchas familias pero no tantas como tú. En tu ejecución supongo que habrán más personas deseosas de ver como se te va esa risita tuya.

- Os aseguro que mi risita será lo último que veáis en vuestras sucias vidas. Os advertí de no tocar mi mascara.

Todos se miraron entre si y comenzaron a reír a carcajadas.

- Es una verdadera lástima no poder seguir con nuestra "relación". Está es nuestra última sesión.- dijo uno de los policías.

- ¿Me vais a devolver a mi celda?- preguntó Zass.

- Sí, pero no por qué nos apetezca. Ordenes directas de los de arriba. Pero antes, te daremos una despedida cálida.

Zass sonrió con sus dientes ensangrentados y segundos después una lluvia de golpes de todo tipo cayó sobre él.

Zass sonrió con sus dientes ensangrentados y segundos después una lluvia de golpes de todo tipo cayó sobre él

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