Encuentro

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Pero eso no es necesario saberlo ahora, miro a Madeline y ella alza su pulgar. No le sonrió ni nada por el estilo, yo no soy de las personas que sonríen. ¿Para que hacerlo? No tiene sentido forzar una sonrisa cuando no estas feliz, ese sentimiento es un mito para mi. Ella baja lentamente el pulgar y coloca de nuevo la caja en el lugar donde estaba.

Salgo primero que ella y en la sala aún siguen Bastián y Walter. Ni siquiera se voltean a mirarme, mejor para mi. Ser invisible es mejor que nada en estos tiempos. Ellos miran hacia el suelo, pero no puedo ver lo que llama su atención ya que el sofá obstruye mi visión, doy dos pasos y miro mejor. En el suelo hay una tela negra extendida en la cual hay varios tipos de cuchillos y armas con silenciadores.

-La mejor forma de atacar es la silenciosa. -le dice Walter a Bastián y este asiente.

-Para llegar a la base dura remos mas de tres días.-habla Madeline detrás de mi.

-Lo sé.-le responde toscamente Bastián.

Se que Bastián me tiene un gran odio, creo que es él que mas me odia. Y como siempre no los culpo. Creo que el solo mirarme le produce repugnancia, pero no estoy aquí por él. Estoy aquí por mi familia. Pero no entiendo el odio que tiene con Madeline.

-Tendrán que ir bien abrigados, las temperaturas pueden bajar demasiado, y llevar una mochila con comida no sería mala idea.-interviene Walter en la conversación se ellos dos.

-Yo la llevo.-se ofrece Madeline obviamente ella quiere escapar de su batalla de miradas con Bastian, Walter le señala la cocina y ella desaparece por la puerta.

-Se guiarán por la aurora boreal, ella les dirá el camino.

Asiento lentamente. Nunca he visto la aurora boreal, pero si se como se debería ver, los vídeos que pasaban por Nactional Geography eran muy buenos e informativos.

-Creo que estamos listos.-dice Madeline desde la puerta, en su espalda lleva una mochila negra no muy grande. Ella se coloca los guantes y se pone el gorro por encima de su cabeza, Bastián toma lo necesario y me pasa un cuchillo a mi y a Madeline.

-Si intentas matarnos esto estará en tu frente.-me dice entre dientes.

-Si te quisiera matar ya lo abría hecho.-le quito el cuchillo de las manos y lo guardo entre la bota y el pantalón térmico.

Madeline es la primera en salir, Bastián acata instrucciones de Walter y sale por el mismo camino. Llego hasta el umbral de la puerta y miro a Walter.

-¿Cual es el labor de la protectora? -no pierdo nada con saber.

Él sonríe de medio lado.-Proteger a la Guardiana y su pueblo. Podrás tener un alma oscura pero tu corazón y mente reflejan lo contrario solo que muchos no lo pueden ver.

Asiento y salgo del local, Bastián y Madeline me esperan a unos metros, me coloco el gorro sobre la cabeza y meto mis manos en los bolsillos de la suéter. Inhaló y exhalo lentamente y el dióxido de carbone se torna de un color blanco a la hora de salir de mi boca.

Me acerco en silencio y Bastián se voltea a verme.

-Hay tres trineos, tu llevarás el tuyo Madeline hará lo mismo y yo llevare el mio.-no le respondo, solo sigo caminando y Bastián señala un callejón, los tres entramos pero el se detiene y nos otras hacemos lo mismo. Bastián toma aire y silba una extraña melodía.

Un ladrido resuena por todo el callejón y a el ladrido se unen más. Una cabeza negra se logra ver entre la nieve. Un perro, detrás de la cabeza se logran ver más. Tres cabezas son las que dirigen a los demás perros, ocho perros que conforman un trineo. Veinticuatro en total.

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