Humana

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Hay momentos en los que daría mi vida por ser una humana normal, por tener una vida normal, por no saber nada de esto, por no saber de donde vienen mis raíces, no tener idea de los dioses. Por ser alguien, alguien normal. Con problemas de adolescentes normales, con una ilusión de ir a una universidad. 

Pero como dije, son momentos. Cortos momentos.

—¿Estas loca? —me dice Vincent. —Podemos explorar esta ciudad y ver cada una de sus partes.

—Podemos.—le doy la razón. —pero no debemos.

—Hay mejores cosas que hacer.—dice Jackson.—Pero... Sophie vamos, es una gran ciudad.

—No.—no me voy a dejar convencer.

Siento una presencia detrás de mi y me volteo.

—Hay un mapa en el edificio, pero para llegara al lago tenemos que cruzar toda la ciudad. Valent y Inna idearon una ruta, pero es muy largo, necesitaran dormir unas horas por lo menos.

—Lo ves, el destino quiere que conozcamos la ciudad.—interrumpe Jackson a Azael.

Ruedo los ojos y miro a Azael, el levanta una ceja y yo hago lo mismo.

—Ella manda, no vamos a tocar y destruir nada de lo que hay aquí. Aparte es una ciudad sagrada, y el incubo la esta profanando al poner un pie.

La sonrisa de Jackson se torna mas grande y burlona.

—Así...

—Chicos.—interrumpe Valent, ella comienza abajar los escalones junto a Inna.—Hay un problema.

—Las notas que están escritas en las paredes dicen que hay un merodeador, si la ciudad es despertada este también despierta.—Inna saca su pistola y cuchillo y nos mira.—Eso significa que no estamos solos.

Tomo la espada y la saco lentamente.

—Lo mejor es separarnos en grupos.—sugiere Vincent.

—Bliss con Rob, el incubo con Inna, Valent y Vincent y por último Sophie y yo.—decide Azael.

—Ya escucharon. —les diga todos.—Norte Azael y yo, sur Valent y Vincent, este Rob y Bliss, oeste Jackson e Inna. Si algo pasa avisar a los demás, con lo que sea. Esto esta abandonado por lo que un grito se va escuchar en un rango de ocho calles.

Todos asienten y nos separamos. Azael se mantiene adelante de mi, las calles están llenas de polvo, los edificios y casas también pero eso no les quita lo hermoso. Una ráfaga de viento me alerta. Azael se detiene y hago lo mismo.

—Es imposible que aquí haya viento.—susurro.

—No si es generado.

—¿Por quién?

—Por mi.—dice una voz detrás de nosotros. Me doy la vuelta y frente a mi hay una chica de cabello castaño con una daga en sus manos.—¿Que hace una oscura aquí?

—¿Oscura?

—Así les llamaban a las auras antes. Se diferenciaban entre oscuros y luminosos.—dice Azael.

—Responde oscura, ¿Que haces aqui?—miro a la chica y sus ojos cambian de color radicalmente.

—Vengo de parte de un oráculo.—le respondo.

—¿Que haces con la espada de la diosa de la caza? —vuelve a preguntar.

—No venimos por problemas solo queremos salir de aqui.—le explica Azael.

—Oh si saldrán. —su sarcasmo es muy notable.—pero muertos. Incluso tú ser luminoso. Traición es pagada con muerte.

Junto a ella aparece un perro, un gran perro con los la boca abierta mostrando todos sus dientes afilados.

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