Pasado

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-Solo cierra tus ojos.-decía Apolo.-Y comenzaras a ver el mundo a mi manera. Cree en mi.

Primer error. Creer en él.

Pero cuando cerré los ojos vi algo que nunca en mi vida había visto, vi la felicidad al lado de alguien, o eso creí ver.

-¡Ahora golpea mas fuerte!-me gritaba Apolo. No lo pensé dos veces y seguí  golpeando hasta que note que el hombre ya no podía respirar.

-Ya no vale seguir golpeándolo, esta muriendo.-le dije mientras me limpiaba las manos llenas de sangra en la ropa.

-Entonces mata lo.-dijo sin asco. Lo mire asombrada, ¿lo decía enserio?

Claro que sí. Apolo solo miraba a el vigilante en el suelo tirado con una sonrisa demoniaca. Él nunca bromeaba.-¿Que esperas?

No me moví ni un centímetro, ni siquiera saque el arma que estaba en mi espalda. La verdad es que solo pensé que era de utilería. Pero al ver sus ojos no tuve mas remedio que sacarla y apuntar a la cabeza del hombre, mi dedo se negaba a jalar del gatillo.

-No puedo.-le susurré avergonzada y baje el arma. Podía ver el terror en los ojos del Vigilante.

-Mira me.-obedecí y lo volví a ver, en sus ojos me pareció ver la luna una hermosa luna.

~Te quiero Sophie, haz lo por mí.~

Susurro en mi mente, como un zombie levante el arma y volví apuntar y le dispare en seco.

Ahí fue cuando maté por primera vez, ni siquiera se porque lo hice. Estuvimos cazando al sujeto por tres días, era el único Vigilante que estaba solo en una ciudad. Marruecos para ser exactos. La mayoría de los Vigilantes se habían reunido en Alemania, pero necesitábamos uno para ir por ella, era fácil para Apolo solo lo obligaba a hablar como un pájaro con decirle dos cosas que no entiendo, creo que era griego. Pero tampoco tuve sentimiento de culpa.

Ni lo tengo.

Los dos salimos de esa casa como si nada, la verdad es que solo estaba encantada con Apolo, siempre había esperado el día en que estuviera en conmigo. Pero de una forma diferente, Apolo me hizo su mano derecha en todo. Era su esclava sin darme cuenta, era su maniquí. Fue fácil ubicar a Meils, la chica con sed de venganza hacia Phoe, era la única cosa que teníamos en común las dos. Antes de encontrarla a ella tuve dos días de practica antí quimeras. Solo por seguridad, Apolo era muy precavido conmigo. Si la situación se ponía peor el tomaba el mando. Con Meils no fue la gran cosa, para ese entonces yo ya llevaba una larga lista de muertos detrás mío. Cada vez que veía sangre sonreía era siniestro pero cierto, cuando escuchaba a las personas gritar una sonrisa de medio lado estaba en mi cara. Y si me pudiera ver cuando mataba juraría que mis ojos brillaban.

Tomo una gran respiración y abro los ojos, estoy en la entrada de esa casa. Ha comenzado a caer nieve y es de día. Me levanto y me quito la nieve que tengo en la ropa. Miro mis manos y los guantes negros las calientan, pero solo la palma ya que la parte de los dedos esta cortada.

Siento una ráfaga caliente detrás mío.

—¿Tuviste problemas con los Espanta Almas?

—No.—responde y me volteo.—El sello que tenías está siendo quebrantado, están entrando a tu cabeza con facilidad.

Eso explica muchas cosas.

—¿Como lo sabes?

Un pitido suena en mi oído derecho.

:“¿Chicos? Me escuchan, soy Madeline"

Azael:“Te escuchamos

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