:: Capítulo Veinte ::

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Buenas! Cómo les va? Espero que muy bien!

Acá les traigo un nuevo cap. Las cosas se siguen encaminando hacia muy buen puerto para esta pareja. Y poco a poco nos vamos acercando al final. Ya estoy trabajando en los últimos caps, me están costando taaaaanto... Creo que porque me resisto a soltar esta historia que me resultó tan estimulante y satisfactoria de escribir... Ojalá que a ustedes también les esté gustando tanto como a mí.

Una vez más, gracias a quienes me siguen y comentan! Y espero que más se animen a hacerlo! Además de escribir disfruto mucho también de compartir lo que produzco y que me cuenten cómo se sienten al leerme.

Todos los personajes pertenecen a su autora, Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Abrazoss! :)

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:: Capítulo Veinte ::

Al día siguiente comenzaba una nueva semana para los dos, nueva en muchos sentidos, sobre todo por cómo se sentían después de haber estado juntos durante todo el fin de semana, amándose como tanto lo habían deseado y soñado por años.

En sus respectivos trabajos tanto Darien como Serena habían tenido una jornada muy exigente y ajetreada, sin embargo se sentían tan plenos y relajados que nada los importunaba. Y por suerte el día pasó bastante rápido, así no se impacientarían tanto por volver a verse.

Se mandaron cientos de mensajes y hablaron por teléfono en varias ocasiones, después de haber estado tan unidos por más de 24 horas consecutivas se extrañaban tanto que necesitaban comunicarse a cada minuto. Finalmente acordaron encontrarse al atardecer.

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Poco después de ponerse de acuerdo con Serena para reunirse por la tarde, Darien se desocupó antes de lo que pensaba en el hospital porque imprevistamente le pospusieron unas intervenciones que fueron reprogramadas. Así que decidió visitar a Andrew antes de encontrarse con ella, para contarle a su mejor amigo las buenas nuevas. Después de haberlo apoyado y comprendido durante años como un verdadero hermano, pensaba que lo mínimo que debía hacer era compartir con él su felicidad.

Llegó hasta el bar y como aún era algo temprano todavía estaba cerrado, pero Andrew se encontraba adentro acomodando unos papeles. Un empleado lo dejó pasar y se acercó hasta la barra. —Hola, amigo.

—Hola, Darien —respondió Andrew sin despegar los ojos de las carpetas que estaba ordenando—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, mejor imposible —comentó Darien y se sentó en la banqueta de siempre frente a él.

—¿Porque te desocupaste temprano hoy? —preguntó Andrew sin mirarlo.

—Sí —respondió Darien—, también por eso. ¿Y tú cómo estás?

Andrew suspiró molesto. —Renegando con los proveedores. Son un verdadero fastidio, nunca me traen las cosas como se las pido.

Darien rió. —¿Puedo pedirte un café?

—Sí, claro —y por primera vez desde que Darien entró al bar Andrew lo miró a la cara, y al verlo se sorprendió por su expresión: Sonreía de oreja a oreja, lo cual no era muy frecuente en su amigo. Entonces lo observó extrañado—. ¿Qué te pasa? —preguntó mientras comenzaba a sospechar qué podría motivarle ese aspecto tan alegre y desenvuelto.

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