Doceavo pétalo marchito.

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—¿Y bueno?— preguntó nuevamente Yoongi al verlo allí, parado y sin poder decir nada.

Pero cómo podría si nunca había visto una mirada tan hastiada en los ojos de Yoongi, mucho menos dirigida a él. Si había llegado sin esperanzas antes de ver esos ojos repletos de molestia, ahora sentía que podría morir en cualquier momento y a su hyung ni siquiera le importaría.

Entonces no mencionó las palabras que tenía predispuestas a decir, sino que lo cambió por algo que le parecía más urgente y más indispensable saber en ese efímero instante.

—¿Me odias, Yoongi?

Hoseok ya lo había decidido, si la respuesta era un sí inmediato, o algún sonido ambiguo, se marcharía de allí, empacaría sus cosas y se iría a morir a su hogar, pasando sus últimos momentos con su familia, en el lugar que lo vio nacer. Si era un no, lo cual creía poco probable, le diría todo lo que sentía por él desde hace tanto tiempo.

—¿Acaso eres un idiota?— siseó Yoongi como respuesta, saliéndose del rango de posibilidades que se había marcado— ¿Cómo demonios puedes preguntarme eso? Realmente eres un estúpido.

¿Y ahora qué hacía? esa respuesta no le aclaraba absolutamente nada, y aún peor, no entendía porque los ojos de Suga estaban llenándose lentamente de un brillo acuoso que sólo podían ser lágrimas. ¿Por qué de pronto Yoongi se veía como si estuviera a punto de quebrarse, a punto de dejarse morir, pero luciendo, al mismo tiempo, como la cosa más bella que había visto o llegaría a ver jamás en su vida? Le quitó el aliento con sólo esa expresión melancólica y resignada.

—¿Por qu-qué eres t-tan... bonito?— murmuró ensimismado, sin darse cuenta de lo que pasaba en su interior o a su alrededor.

—Deja de burlarte de mí y di lo que querías decir— gruñó un poco tieso el mayor.

Ay, no quería que llegara ese momento, no quería decirlo cuando estaba casi seguro que si Yoongi no lo odiaba antes, lo haría después de escucharlo. Solo quería darse media vuelta y correr lejos. Y lo iba a hacer pero apenas llegó a la manija de la puerta y la movió se dio cuenta que estaba cerrada por fuera.

Yoongi no pareció notar eso, pero le dolió que Hoseok estuviera tratando de marcharse de allí, de huir de él, después de haberle alterado el ritmo cardíaco con sus preguntas. ¿Cómo podía marcharse después de preguntarle por qué era tan bonito? La única respuesta lógica que encontraba es que se estuviera burlando de él.

Pero Hoseok no era así, y no lo utilizaba como un muñeco de entretenimiento que podía desechar en cuanto le aburriera, entonces ¿qué demonios hacía tratando de escapar? No pudo contenerse más, tenía que expresar sus sentimientos, tenía que decidir operarse sin ningún remordimiento, y tenía que dejarle claro a Hoseok que lo estaba lastimando en ese mismo instante.

—¿Estás tratando de huir? ¿Es que soy un juego para ti, imbécil?— chilló, cayendo de rodillas en el suelo— Si querías joderme la paciencia lo estás logrando a la perfección mocoso estúpido— ocultó la cabeza entre sus rodillas, queriendo desaparecerse en sí mismo— Si sales por esa puerta realmente te voy a odiar.

—Yoongi, yo no...— murmuró Hoseok de espalda, con el corazón latiéndole tan lentamente que dolía— Es sólo que... est-estoy asustado.

—¿De qué?— murmuró levantando un poco la vista, topándose con la espalda de Hoseok y su cabeza ligeramente girada para verlo con un miedo que no llegaba a entender.

Hoseok se resignó a acercase a Yoongi, a no huir- porque de todas formas no podía- y a hablar con la verdad y no darle más rodeos al asunto. Así que llegó hasta donde el rapero estaba acuclillado y lo levanto tomándolo de los brazos que mantenía entrelazados. Al no encontrar resistencia de su parte lo arrastro al sillón.

Fading |HopeMinYoon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora