Vigésimo pétalo marchito.

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Cuando se sufre una traición, sería mucho más fácil bloquear cualquier recuerdo asociado a ello, pero la vida no es tan condescendiente y las traiciones que más duelen son de las personas que más se quieren. Bloquear esos recuerdos no presta alivio, sino que deja un sentimiento de vacío que hace tanto daño como la traición.

Quizás no se sufriría tanto si se conocieran los motivos detrás del engaño. Quizás se sufriría aún más.

Aunque JungKook se había propuesto borrarlo de su memoria, el primer lugar al cual sus pies lo dirigieron fue al bar en el que tomó por primera vez, obviamente, en compañía de él. Y al notar donde se encontraba sintió que todo su cuerpo se quedaba sin aire y le dolía cada parte de él.

Aun cuando se lo había propuesto, no había manera de borrarlo de su cabeza y eso dolía aún más que el abandono, la incertidumbre y el sentimiento de traición. Quizás llevado por ese dolor, decidió entrar en el local, pensando que quizás podría ahogar las penas en alcohol como la gente solía hacer.

Apenas entró pidió 5 botellas de soju, instruyendo que se las llevaran cada vez que se acabara la anterior. La tendera del local puso una expresión amargada, posiblemente, pensando que sería un ebrio problemático, pero cuando sacó un rollo de billetes de su cartera, para dejarlos sobre la barra, la cara de la mujer se convirtió en una mueca ambiciosa y, por ende, amable.

—Sírvanle lo que pida— ordenó a sus empleados.

JungKook suspiró, asqueado por la evidente codicia de esa persona, recordando lo abnegado y generoso que era él. No podía creer que siendo así, se hubiera marchado, desapareciendo sin decirles absolutamente nada. ¿Todo era una actuación? ¿En realidad nunca había sentido nada por ellos, viéndolos únicamente como un medio para cumplir sus propios sueños? Resultaba muy difícil de creer que ese fuera Jimin.

En cuanto tuvo la botella y la copita en frente, se regañó por seguir pensando en él, y se decidió a olvidar a la fuerza. En menos de cinco minutos ya se había tomado toda la botella, teniendo la otra en frente a los pocos segundos, pero aún seguía recordándolo, y aún seguía sintiéndose vacío y adolorido. Para empeorar, a todas esas emociones se le sumó un sentimiento de culpabilidad.

Sintiéndose como lo hacía, podía imaginar cómo estaban sus compañeros. Taehyun, quien siempre había estado tan unido a Jimin, como un hermano, Hoseok quién había querido intervenir hacía muchísimo tiempo, siendo él quien lo había detenido. Incluso podría considerar que esa situación era su culpa, pues si Hobi hubiera confrontado a Jimin, podría haberlo retenido junto a ellos, al menos hasta poder sonsacarle lo que le estaba sucediendo.

Sabía que no debía pensar así, que Jimin se había ido porque quiso, pero aun así sus lágrimas empezaron a caer y sus sollozos se hicieron presentes sin que pudiera detenerlos, a pesar de sentirse avergonzado por encontrarse en la barra de un bar concurrido, a las cuatro de la tarde, con dos botellas de soju acabadas y una a medio terminar, llorando como un niño. Pero que podía hacer, simplemente llorar era lo más sencillo, sin importar la pena de ser visto y escuchado por las personas que estaban allí.

Aun así, la vergüenza le pudo más, y después de dejar los billetes tirados en la barra, salió corriendo, sintiéndose como un niño inmaduro y perdido en un mundo de pesadillas.

¿Por qué Jimin se había ido?

No podía creer que el chico que siempre estaba sobre él, abrazándolo, mimándolo y cuidándolo hasta el cansancio lo había abandonado. ¿Qué haría sin él? Aún era tan joven e inmaduro, aunque se burlara constantemente de la estatura del otro, necesitaba de su cariño y atención.

Fading |HopeMinYoon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora