Quinceavo Pétalo Marchito

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A la mañana siguiente no se sentía preparado en absoluto para ir al arcade con Tae sabiendo lo que eso realmente significaba. No quería dejar a su mejor amigo, a su hermano de vida, a la persona que más quería, fraternalmente hablando, en ese momento de su vida.

Desde el momento en que se mudó a Seúl, Taehyun había estado allí en su vida, viviendo en el mismo lugar, teniendo prácticamente las mismas agendas y ensayos, estudiando en el mismo sitio, en el mismo año y en el mismo grupo, incluso hasta compartiendo el año de nacimiento. Tae y él eran inseparables, y no sólo era costumbre.

A veces, cuando estaba más joven y no sabía muy bien que iba a pasar con su futuro, creía que si V hubiera sido un poco más serio y normalucho, se hubiera enamorado de él. Pero entre que Tae era la persona más peculiar y divertida que había conocido, y que para entonces empezó a ver a sus hyungs de una manera especial, simplemente lo suyo se quedó en una amistad tan fuerte que quería pensar que sólo eran hermanos salidos de distintos progenitores.

No quería tener ese tipo de final con una persona tan esencial para su existencia, no quería arruinarle la cita a TaeTae con su desánimo, pero simplemente no sabía cómo manejar toda esa situación sin traslucir como estaba realmente, como de desecho se encontraba

Tal vez fue por eso que ese día al despertar, tenía la cara bañada en lágrimas y sentía que se ahogaría, siendo eso lo que, seguramente, le hizo despertar. Se limpió la cara con frustración pero en el momento en que su cara era secada, volvía a empaparse porque sus ojos no contenían el dolor de su alma.

Así fue como, únicamente Hoseok, lo escuchó porque casualmente, Taehyun no estaba. Lo oyó frotarse la cara con descuido, ahogar los sollozos en lo que suponía eran sus manos, revolverse en la cama como si se encontrara enloquecido por el dolor, ocultar un grito en la almohada, y finalmente rendirse ante sus llantos, dejando que sus lágrimas fluyeran libres junto a su sufrimiento.

Pero no dijo nada porque bien sabía que Jimin no quería hablar de sus problemas, y preguntarle solo sería sumarle preocupaciones. Además quería creer que si fingía seguir dormido, podría descubrir algún indicio de lo que le estaba pasando al pequeño mochi.

Claro que no contaba con que escuchar a Jimin sería tan terriblemente tormentoso, que el mismo sentiría sus ojos aguarse y su corazón latir tan lenta y dolorosamente. No comprendía que podía estar sintiendo Jiminnie para estar llorando de esa manera, como si su corazón se estuviera fragmentando en mil pedacitos y pudiera sentir cada uno de ellos. Y lo peor era que no sabía qué hacer, no sabía cómo enfrentar el hermetismo del menor.

—Jimin—susurró sin poder contener su nombre— Jimin.

Entonces el mencionado se congeló en la cama, asustado porque el mayor lo hubiera oído en uno de sus peores momentos. Se incorporó ligeramente para ver la cama de al lado, pero Hobi simplemente estaba dándole la espalda con el cuerpo relajado.

—¿Hoseok?— preguntó para asegurarse, pero obviamente no recibió respuesta— Por supuesto que no, jamás soñaría conmigo como para llamarme aún dormido.

Hosoek rogó para que el chico no estuviera viéndolo, porque esas palabras lo hicieron tensarse tan automáticamente que se hizo daño. No podía creer lo que había escuchado, no podía imaginar que Jimin se sentía así por él.

¿Qué tan mal amigo tendría que ser para que el chico se sintiera tan abandonado por él? Era una escoria.

Recordó que sólo hace una noche, cuando entró a su cuarto, encontró a Yoongi acostado con el pequeño, mientras este dormía con el rostro intranquilo y las mejillas húmedas. Su novio únicamente lo miró con tristeza, acariciando el cabello castaño del menor, en un vano intento por alejar todos los sentimientos negativos del corazón de Jimin, aun sin saber cuáles eran estos o el motivo detrás de ellos.

Fading |HopeMinYoon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora