Segundo pétalo marchito.

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Les costó un poco más de lo normal despertarse esa mañana, sentía su cuerpo pesado y la cabeza le dolía por todo el llanto de la noche anterior, pero una oleada de alivio lo inundo al abrir los ojos y no ver ni un solo rastro de flores en su cama.

Estaba pensando en eso cuando la puerta se abrió bruscamente. El alivio se multiplicó porque si hubieran flores en su cama, tendría que confesar lo que pasaba o matar al testigo, y como no quería hacer la primera, hubiera tenido que ensuciarse las manos realizando la segunda opción.

—Demonios, Jimin, me asustaste— masculló molesto.

Volvió a pensar, como hacía desde hace un tiempo, que el menor se veía algo descolorido, y más delgado que antes. Suponía que era el problema de siempre, la inseguridad de Jimin combinado con los comentarios negativos- y estúpidos, cabía aclarar- de algunas fans y anti fans diciendo que estaba gordo. Le hubiera gustado hacer algo contra eso, pero habían acordado hace mucho tiempo, que dejarían a Jimin lidiar solo con el problema, porque las pocas veces que habían tratado de interferir, habían terminado con Jimin deprimido y todos enojados porque les decía cosas hirientes y les acusaba de querer que se marchara del grupo por razón de su apariencia.

—Lo siento, hyung— susurró el cantante, con la voz algo rasposa— Sólo quería ver como seguías, ayer tenías algo de fiebre y estaba preocupado por ti.

Esa era una de las cosas que hacían que no odiara a Jimin, que a pesar de ser quien le había robado el corazón a la persona que él amaba, siempre se preocupaba por él, y estaba velando porque cuidara de su salud. Sonrió ligeramente, y tomó la mano de Jimin, acariciándola suavemente.

—Eres un dongsaeng tan tierno— puyó, sabiendo que el pequeño se molestaba cuando lo llamaban tierno— Gracias por preocuparte por mí, ya estoy bien— mintió.

Jimin sonrió, algo tenso, retirando su mano de la de Suga, y este pensó que se debía a la bromita que le hizo, por eso no preguntó más.

—Me alegró hyung, ¿vamos a desayunar?

Con mucha pereza se levantó, y ni siquiera se cambió, sólo siguió a Jiminnie a la cocina, donde el desayuno que había dejado listo la ahjumma de la limpieza, estaba siendo servido por quienes se encontraban en la cocina, ósea, Hoseok, Taehyung, Jungkook, y aunque Rapmon también estaba, no participaba por seguridad de todos.

Inmediatamente sus ojos viajaron a Hoseok, y como siempre pensó en lo mucho que le gustaba esa sonrisa tan brillante que portaba sin importar lo cansado que estuviera, o lo temprano que fuera. Pero tuvo que detener sus pensamientos, porque sintió algo queriendo subir por su garganta, y bien sabía que era. Al menos tenía bastante control, y lograba remitir los síntomas.

Pero entonces Hoseok lo miró y le dio esa sonrisita que le formaba hoyuelos sobre las comisuras de sus labios, su sonrisa favorita, y tuvo que mascullar que iba al baño un momento, haciéndose el dormido para que nadie sospechara nada raro. Ya allí escupió todos los pétalos amarillos, mirándolos con mucho odio.

Odiaba las flores, odiaba los sentimientos, y odiaba tener que sentirlos. Pero era inevitable para él querer a Hobi, porque antes de él su vida era gris y triste, y ahora estaba llena de colores y alegría.

Regresó a la cocina, y se obligó a fingir que todo estaba bien, que Hoseok solo era su mejor amigo, y que no había nada creciendo en su corazón, literalmente. Y afortunadamente lo logró.

—Bien chicos, como sabrán, la agenda de hoy es libre— dijo el líder, cuando todos acabaron de comer— Vayan y piensen que cosas les gustaría preparar para el festa, y trabajen en escribir letras, o componer música para el próximo disco.

Fading |HopeMinYoon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora