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Daniel, tienes que entender que el pecado tiene que ser castigado a mano dura. Tanto como demonios y humanos, el pecado es imperdonable ante los ojos de Dios sin importar — Dongho hacia que el niño mantuviera en la mirada del demonio que estaba siendo azotado con salvajismo, tenía la espalda hecha jirones por el látigo que era remojado en agua bendita.

Pero dice que se arrepiente, ¿Dios no nos perdona a todos? — podía escuchar los gritos con claridad del demonio que a cada segundo bajaban a pasear de que lo estaban azotando ya se veían los huesos de sus costillas, a ese nivel un humano ya estuviera muerto.

No a los pecadores como a los demonios, no sientas lastima de ellos, siempre serán pecado — dijó sin una pizca de dolor o arrepentimiento.

Daniel miraba el rostro del demonio que estaba bañado en lágrimas y de su boca salía sangre, quería voltear su mirada ya que aquello lo asustaba sobremanera pero el padre le tenia la vista fija, cuando vio como el demonio daba sus últimos alientos su rostro cambio y vio el de Seongwoo.

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Despertó jadeando y con el corazón a millón en su pecho a mitad de la noche. Tenía tiempo que los recuerdos de su niñez no lo atormentaban y ahora se mezclaban en el presente en un horrible sueño para él. Pasó la mano por su cabello, recordandose que ya no estaba en aquel lugar y ahora vivía con los Kim, sus padres. Dongho no era su padre a pesar de su sangre y su apellido, sintió nausea cuando le veía a la mente aquel recuerdo distorsionado por sus sueños, Seongwoo era bueno y no se merecía aquello.

Se levantó de la colchoneta en el piso y se extraño que el demonio no estuviera dormido pegado a su pierna y su miembro, como siempre lo hacía o la mayoría de las noches lo hacía. Lo encontró en la cama con su cuaderno y libro de biología, tomando notas de aquel libro que le pareció tan importante.

Sólo suspiró cansado, no podia esperar otra cosa de él demonio y leyó la pequeñas notas, todos cosas importantes de la clase y cosas que había aprendido del cuerpo humano. Hasta encontró una nota en la primera hoja del cuaderno.

"No seas flojo, tal vez a Daniel le prendan los inteligentes"

Una nota de ánimo que sólo lo hizo negar para recoger los útiles escolares de la cama y llevarlos al escritorio, luego se acercó al demonio y acarició su mejilla con cuidado, el demonio había cambiado bastente desde que llegó y sentía que él no había cambiado casi nada. Se prometió ser más paciente y perdonar más, no podía seguir regañando tanto al demonio para luego ir a su cama

Super Hot»»»»» OngNiel (Wanna one) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora