Evite gruñir y me tragé las ganas de golpearlo; no, no iba a confesarle que seguía enojada por algo que había pasado hace tanto tiempo.
—¿Qué?—Pregunté burlona, girándome—¿Enojada por esa tontería? No, simplemente no me agradan los chicos como tú, creí habértelo dicho ya—¿No te agrado porque soy mujeriego?
—Y narcisista y sátiro—Dijé—Sin contar que eres un cerdo tratando a las mujeres
—Pues eso parece gustarles—Bufó—Que a ti no te guste no es mi problema
—Sí lo es, sólo deja de llamarme preciosa, deja tus comentarios y si vuelves a decirme una obscenidad, tu lindo ojo de divo quedará morado
—¿Te parecen lindos mis ojos?—El arqueó una ceja, divertido—
—¡Ay! ¿Lo ves? Deja de hacerte el payaso—Gruñi—También te lo dije, que seas guapo no cambia las cosas
—Mmm, también te parezco guapo… Oh, encanto, estoy seguro de que no te das cuenta cuando se te salen las cosas
—¿Me has dicho encanto?—Fruncí aun más el ceño de lo que lo tenía ya—¡Te dije que basta!
—Dijiste que no te dijera preciosa, no dijiste de nada acerca de encanto—Dijo divertido—Ahora si me disculpas, tengo una cita ahora
—¿Qué? ¿Una cita?—Pregunté fingiendo estar exageradamente sorprendida—¡Imposible!
—¿Celosa?
—Sí, Dylan, estoy tan celosa que creo que voy a dejar de hablarte una semana, nos vemos—Dijé y desapareci de su vista—
Dylan se rio por su tono sarcástico, tenía que arreglarse para su cita con Monica, una despampanante rubia que según él, estaba bastante buena y bastante fácil. Tarde o temprano Emily iba a caer como lo habían hecho todas.
Una hora más tarde, el timbre sonó, y Dylan se fue a abrir.
—Hola Monica, estás muy linda—La saludó repasándola con la mirada; una minifalda y un top escotado y apretado que no dejaba mucho a la imaginación, ¿Cómo era que las chicas se atrevían a vestirse así? Pero diablos, lucían sensacionales-—Hola, Dylan, tú también estás muy guapo
Estaba apunto de decirle que se fueran rápido, pero quería molestar a la fiera un rato.
—¿Quieres pasar? Podemos esperar un rato a que el calor se pase—Me parece… buena idea—Dylan sabía lo que ella estaba pensando, pero con Emily y sus hermanos ahí, no sería posible—
Entraron; ni señal de Emily . Jazzy veía tele, quizá ella estaba con Dan.
—¿Quieres algo?—Agua, si no te molesta
Dylan asintió con la cabeza y entró a la cocina, Monica lo siguió y se sentó en el mueble de piernas cruzadas, levantando su falda dejándola aun más corta de lo que estaba.—Aquí tienes
—Gracias—Dijo con una sonrisa y lo agarró del cuello de su camisa, plantándole un ardiente beso, aunque él tenía los ojos abiertos, esperando a que su querida vecina bajara e hiciera algo luego de que quebrantara una de sus reglas: “No chicas en la casa”—
Pasos en el pasillo.
Se metió entre las piernas de la rubia y la abrazó por la cintura.
Abrí los ojos mirando aquella escena, sintí ¿Rabia? ¿Enojo? Bueno, no sabía por qué estaba enojada… quizá era porque él tenía el descaro de traer a una chica y hacer una escenita, pero si ellos estaban haciendo una escenita, yo haría una más grande.
—Esto es una casa, no un prostíbulo—Dijé cruzada de brazos—
La rubia se separó, ni si quiera avergonzada de que la haya visto así. Hizo un gesto de asco y la miró mal.
—Emmm… ¿Y ésta quién es?—Es mi… es mi….
Dylan no podía hablar, miraba como un verdadero tonto lo que Emily llevaba puesto; unos shorts de baño y la parte superior de un biquini, develando unas firmes y largas piernas y unos perfectos pechos.
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La Niñera
Ficțiune adolescenți200 dólares al mes; esa había sido toda la suma que Emily Anderson había necesitado para ser la niñera de los pequeños de la familia Parker; Jazmyn y Dan . Eric y Christine Parker se iban de viaje durante tres meses y Emily era la encargada de sus...