Capitulo 5 -parte uno-

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—Tu desayuno, princesa—Dijé agachándome para alcanzar la pequeña mesita de plástico color verde donde se sentaba Jazzy—

—Mmm, qué buen culo, preciosa

abrí los ojos como platos, sin creer que él me había dicho eso. Jazzy se tapó la boca impresionada.

—¡Dylan eso no se dice!—Lo retó su hermanita—

—Disculpa, no escuché bien, ¿Qué fue lo que dijiste?—Pregunté con tono amenazante—

—Bueno, supuse que si te molestabas porque te decía linda, quizás no te molestarías si te decía esto—Sonrió burlón—

—Ya vas a ver, no te hago nada porque está tu hermana solamente—Gruñí—

—Mmm, ¿Y qué es eso que no puedes hacer porque mi hermana te va a ver, fierecilla?—me susurró en el oído con tono pícaro—Me estás haciendo pensar mal

—No quiero que tu hermana vea cómo te golpeo, Dylan—Bufé—Pero vuelve a decir otro de tus comentarios salidos de tono, y vas a conocer lo fuerte que puede llegar a ser mi puño cuando quiere

—Mmm, me pones cuando eres así de salvaje, ¿Sabías?

—Mira Jazzy—Le hablé a la pequeña—Cuando un chico intente pasarse de listo contigo cuando seas mayor, sólo haz es esto

aterrize mi mano en la mejilla de Dylan con fuerza. La pequeña aplaudió divertida.

—Auch, ¿No eres algo pequeña como para pegar tan fuerte?—Preguntó sobándose la mejilla—Generalmente las chicas no suelen hacer eso

—Tú mismo lo dijiste, soy como una adolescente de los años 50

—Con la diferencia de que ellas quedaban virgen hasta el matrimonio

—¡Deja de meterte en eso! Ni si quiera deberías saberlo

—Sólo recalcaba algo, preciosa

—¿No hablamos acerca de esto ya?—Frunció el ceño—Deja de llamarme así

—Así era como te llamaba antes, ¿Ahora te molesta?

Si antes tenía ganas de golpearlo, ahora tenía ganas de matarlo por lo cínico que era, ¿Se creía en el derecho de preguntarme si ahora me molestaba? ¡Claro que me molestaba! ¿Que no se daba cuenta de todo lo que me había dolido?

Sí, sí, había sufrido mucho por culpa de él aunque tuviera unos 10 años, porque era pequeña y Dylan había sido mi primer amigo, ya que mis padres cambiaban de ciudad permanentemente, hasta que consiguieron un trabajo estable  aquí en California, lo que no significaba que no tuvieran que pasársela viajando.

¿Otra cosa acerca de Dylan que no quería recordar? No me gustaba pensar en eso, pero él también había sido el primer chico del que me había… ¿Enamorado? No, claro que no, a los 10 años no se tiene idea de lo que es el amor, pero aun así, él me gustaba, y mucho; no entendía cómo había pasado de ser el chico más tierno, sensible y cariñoso del universo, a ser el más narcisista, mujeriego y cerdo. ¿Cómo se había atrevido? ¿Decirme que tenía un buen culo? ¿Dónde había quedado el Dylan que decía que amaba sus ojos y su sonrisa? Escondido en algún lugar etéreo de la realidad; no estaba allí.

Pero a pesar de quería gritarle el porqué de que no me gustara que me llamara así, que queria preguntarle por qué lo había hecho, por qué se había alejado, por qué se había convertido en lo que era ahora, no iba a darle el lujo de que supiera lo mucho que me había dolido y que aún me dolía.

—Sólo no lo hagas, me llamo Emily, para ti y para todos

—¿Eres así conmigo o con todos, precio… Emily?

—No lo sé, piensa lo que quieras—Dije y me dí la vuelta—

—Vamos, ¿Aún estás enojada conmigo por lo que pasó hace tanto tiempo?

La NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora