Capitulo IX

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Diciembre 25, 2017.

Pasos.

Pasos.

No asimilaba lo que escuchaba, eran pasos, DIOS. ¡Eran pasos! Mi corazón empezó a latir cada segundo más rápido, tenía esperanza y temor corriendo por mi sangre. Empecé a sudar frío.

Quería gritar, quería levantarme y hacerme oír, pero el pánico se apoderó de mí, el miedo me controlo, lo único que hice fue hacerme un ovillo y respirar con dificultad.

Los pasos eran pesados y con el mismo ritmo, cada segundo estaba cerca de la libertad... o de la muerte. Mi corazón se apretó cuando escuche que abrían una puerta, sin duda alguna no era la que me tenía encerrada en esta habitación. Lo pasos se detuvieron al tiempo que se escuchan ruidos de bolsas, y allí me di cuenta que estaba como en una especie de casa o cabaña...

Se volvieron a escuchar pasos, me tape la boca con la mano, sabía que no iba a gritar, no era capaz, era sola una cobarde.

Una cobarde.

Sentí lágrimas calientes rodando por mis mejillas luego se quedaban atascadas en mi mano, atascada igual que sollozos y miedo en mi garganta.

.

Enero 5, 2017.

Me encontraba entrando al instituto, ya regresábamos. Me acerque a la oficina de la orientadora, quería el horario del semestre. Me coloque en la fila y esperé.

Recuerdo cuando entré a la secundaria, George me ayudó en encontrar en los salones que tendría clases, estuvo conmigo el primer día de clases.

Miro la oficina y veo que no ha cambiado nada, eso hace que piense más en él.

Pasan unos minutos.

― Siguiente-dijo una señora, la reconocí inmediatamente, era la señora que atendí en el supermercado en fin de año, me sonrió-nombre señorita.

― Chesna Black-escribió en el computador y luego se escuchó un sonido proveniente de la impresora

― Soy Susan Deep, cualquier cosa que necesites estoy aquí-me sonrió -soy nueva, espero llevarnos bien-asentí.

― Bien.-la miré, me miraba muy extraño, parpadeó dándose cuenta de mi incomodidad.

― Que tengas un lindo día, cielo-me entrego el horario, gire sobre mis talones

Al dirigirme a la salida pude ver a Carisa haciendo fila. Sonrió, y allí sentí culpa. No habíamos vuelto a hablar desde aquel día en el bar, el día más perturbador del año. Sin más le sonreí, pareció sorprendida, pero luego Salí.

***

Me acerque a la zona de casilleros, el mío era el número 45 del pasillo D, era en el pasillo menos abarrotado de personas al cambio de hora, agradecí eso.

Probé el candado y metí unas cuantas libretas para las clases después del almuerzo, cerré y me giré. Al frente de mi estaba Carisa con una sonrisa tímida.

― Hola Chesna-dijo en tono nervioso, sentí algo al no ser llamada Chess.

― Hola-dije, me coloco la mochila en el hombro-¿Cómo has estado?

Parpadeo un par de veces sorprendida e hizo una mueca-un poco aburrida. ¿Y tú?

Me encogí de hombros, suspire -Como siempre.

Se acercó y sonrió, me quitó el horario de mis manos-somos compañeras en algunas clases.

― Bueno.-dije, la miré y noté que estaba nerviosa-¿la primera estamos juntas?

― Si. ¿vamos?-asentí, y comenzamos a caminar.

Fuimos conversando hasta llegar a salón. Me iba comentando que no había hecho muchas cosas, parecía como si hace años no la veía y al parecer ella pensaba igual. Me senté al final y ella me siguió.

― Hey- escuché una voz masculina. De pronto Carisa giro y miró al proveniente de esa voz, y su rostro palideció.

― ¿Qué quieres, Marcus?-preguntó un tanto con tono de enojo y dolor. Su exnovio.

― Carisa, ¿podemos hablar?

Ella vaciló-no es el momento.

― Solo quiero que me escuches.-suspiró-¿después de clases?

― Tengo compromisos familiares-dijo ella desviando la mirada.

― ¿Qué haces, Marcus? -se escuchó una voz chillona, no miré de dónde provenía.

― Anna-dijo Marcus-solo saludaba a las chicas.

¿Anna?

Ugh, ¡Anna!

― Hola Chesna-dijo la tal Anna, puse los ojos en blanco, me estaba hablando y ni siquiera la conozco. Se hizo un silencio muy cómodo para mí, pero no para ellos

Marcus se aclaró la garganta-Bueno, nos vemos luego chicas.

Espere a estar segura a que ya se habían ido para girarme hacia ella.

― ¿Estás bien?-le pregunté con mi voz normal, pero por dentro quería decirle que todos estaba bien, que siempre iba a contar conmigo. ¿Qué demonios? Necesito alejarme de esta chica.

― Si-suspiró-

― Espero que no aceptes hablar con él.

― No lo sé-susurró-tal vez solo quiera terminar como amigos, que todo termine bien-sonrió débilmente.

― Como quieras.-Me encogí de hombros.

Luego de clases fui a trabajar al supermercado, cuando estaba en clases trabajaba desde las 14 horas a 17 horas de lunes a jueves, pero los viernes salía hasta las 21 horas.

Todo por ahorrar, todo por tener un pedacito de mi papá y George.

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-Viviendo en la realidad de las letras-

Encadenada Oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora