Aria's POV
Me despierto con la potente luz solar que entra por mi ventana, y nada más hacerlo, un dolor agudo invade mi cabeza haciendo que maldiga a Elena, por haberme llevado a esa estúpida fiesta. Me levanto de la cama, e intentado mantenerme en pie, salgo de mi habitación en dirección al baño para satisfacer mis necesidades.
Una vez he terminado, abro el grifo y me lavo la cara intentando así despejarme un poco de la resaca que llevo encima, y es entonces, cuando me doy cuenta de que llevo como pijama una camiseta masculina, y una sensación de confusión me encoge el estómago ¿Que narices hice anoche?
Salgo del baño y me meto corriendo en mi habitación, rezando por no tener a ningún espécimen universitario metido en bóxers, o incluso desnudo en mi cama, y con alivio, veo que por suerte encima no hay nadie, pero por asegurarme, también miro debajo a lo que tampoco veo a nadie. Me quito la camiseta y en su lugar, me coloco unos vaqueros y una camiseta blanca, después, bajo las escaleras para prepararme el desayuno.
Y es entonces, cuando, por el borde del sofá, puedo ver unos pies desnudos y la preocupación vuelve a mí. Bajo del todo las escaleras y me dirijo despacio hacia el sofá para ver de quien son esos pies, y para mi sorpresa, es Steven. ¿Pero que hace él aquí? ¿Acaso lo llamé anoche?
Subo corriendo arriba para buscar mi móvil, pero al no encontrarlo vuelvo a bajar y me doy cuenta de que la chaqueta de cuero que llevaba anoche, esta sobre uno de los sofás. Me dirijo hacia ella y de uno de los bolsillos, saco mi móvil, y en efecto, ayer llamé a Steven, sinceramente no sé que le diría para que viniese a por mí y me trajera a casa, pero eso no es lo más preocupante, si llevaba su camiseta esta mañana cuando me he despertado, significa que me vio en ropa interior, y eso me pone de los nervios. Siento como mis mejillas comienzan a arder cuando pienso en eso, pero un suspiro de Steven me hace volver a la realidad, me giro para observarle y veo que ahora está de espaldas al sofá, mirando hacia donde me encuentro, pero con los ojos cerrados.
Me acerco lentamente hacia donde está y mientras lo hago me fijo en un tatuaje que tiene en el borde del hombro izquierdo, es una rosa bastante grande con un nombre debajo.
—Rose. —susurro mientras lo acaricio, sintiendo su piel suave bajo mis dedos ¿Quien será esa tal Rose?
Disipo esa idea hasta que él se despierte y dedico unos minutos para observarlo, dormido realmente parece un chico inofensivo y realmente atractivo, lo que más me llama la atención de todo su cuerpo, son sus labios entreabiertos, ya que son carnosos con un matiz rosáceo, por un momento siento el instinto de acercarme con cuidado y probarlos, pero no me quiero ni imaginar la reacción de Steven y si se despierta y me ve pegada a él.
Me levanto del suelo y me dirijo a la cocina para preparar algo de desayuno, tampoco quiero complicarme mucho, pero quiero que Steven vea que puedo preparar un desayuno que no sean galletas y un vaso de leche. Abro el último cajón y saco de el una sartén más o menos grande y la deposito encima de la vitrocerámica después de encenderla. Acto seguido saco un bol y comienzo a preparar la masa de las tortitas intentando no poner la cocina echa un asco, sinceramente porque después no me apetecería limpiar y eso, conllevaría bronca de mi madre.
Cuando pienso en mi madre recuerdo que le prometí que los iba a llamar cada día, pero en fin, entre lo de Jack y la fiesta se me pasó totalmente, y cuando ella tampoco ha llamado es porque están tan a gusto que ni se han preocupado por su hija, después de saber que hay un acosador merodeando por la casa, bueno, después de desayunar los llamaré para que sepan que estoy bien.
Comienzo a verter la masa en la sartén y en ese instante siento como alguien comienza a moverse por el sofá, Steven acaba de levantarse.
—Buenos días. —dice dirigiéndose hacia donde estoy.
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Alone ©
Teen FictionLIBRO 1 - Felix Guillen © 2014 Cuando Aria Hamilton, víctima de otra mudanza llega a Idaho junto a sus padres y a su hermano Ian, cree que sus días serán igual de monótonos que en sus institutos anteriores. Pero todo cambia cuando, por casualidades...