Minato: Intentarlo

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Resumen:

Justo cuando quería arreglar las cosas, ella se fue...





Aquí estaba otra vez. Viéndolo borracho como siempre, gritando a todo que amaba a esa mujer. Apretó la baranda de las escaleras. Quería que se callara. Sus palabras la lastimaban...

– ¡Tu! –

Abrió los ojos sorprendida al verlo subir las escaleras. Asustada, por su mirada fiera y enfermiza, corrio hacia su habitación. Logrando cerrar, a duras penas, la puerta con llave. Ahogó su llanto al oír los golpes en la puerta y los gritos de...su marido...

Se sentía cansada. Su cuerpo le dolía, pues se había quedado dormida, sentada en piso, junto al armario.
Temerosa se acerco a la puerta, y la abrió. No había nadie.
Sin hacer ningún ruido bajo las escaleras, y salio corriendo de esa maldita casa.

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Había tomado un taxi para llegar, pero, como no tenia dinero para pagarlo, tuvo que darle al chofer unos aretes carisimos que le había regalado su amigo. Al que ahora vería.

– Buenos días Hinata-sama. ¿qué se le ofrece? – la recibió cortésmente la recepcionista.

– Buenos días. Vengo a ver a Namikaze-san –

– esta en una junta, si esperar seguro la atenderá –

– bien, gracias –

Se sentó en uno de los grandes sillones. No esta segura de esperar a su amigo. A decir verdad no estaba segura de estar ahí. Pero estaba cansada de esa situación, y estaba segura que él la aconsejaría, la ayudaría.

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Gruño molesto al ver la luz del sol. No era un buen día para él. Primero: se había despertado en algún lugar de Japón, y estuvo mas de tres o cuatro días tratando de regresar a su casa. Segundo: justo cuando llego a su casa. Y salía de la ducha, su celular sonó. Su hermano le había mandado un mensaje, sobre unos papeles que tenía que firmar. ¡Ese idiota! no le contesto las llamadas, ni los mensajes, pero ahora como si nada lo mandaba a llamar, con urgencia, por unos estúpidos papeles.

Ahora se dirigía al despacho con un humor de perros. Quería terminar de una vez por todas con esos dichos papeles, así su molesto medio hermanos lo dejaria tranquilo.

– Buenos días Namikaze-sama – le saludo la recepcionista.

No le contestó. Fue directo a la ocifina de su hermano, entrando sin tocar.

– ¡hermano!... que cara – le dijo burlón sin pararse de su escritorio.

– no me jodas. Dime que quieres –

– necesito que firmes esto – le tendió unos papeles que tenia a mano.

Los agarro de mala gana. Frunció el ceño al leerlos, y se los tiro sobre el escritorio.

– ¿qué demonios es esto? –

– un acuerdo de divorcio – explico de mala gana.

–  ya lo se, idiota. ¿Por qué Hinata me esta pidiendo el divorcio? –

– todavía lo preguntas, baka. Esta cansada de tus malos tratos, de tus borracheras, de tus gritos...al parecer en tu ultima borrachera estuviste muy agresivo. La asustaste... – le dijo enojado, tanto que se había parado mientras le reclamaba. – ... Mira, el divorcio es lo mejor, firmarlo, no pide nada, no quiera nada, solo su libertad. – le volvió a tender los papeles.

One-shots Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora