Inestabilidad

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~ 700 palabras

¿En qué momento permití que las cosas se me salieran tanto de control?

Mi plan era idiota, rencoroso, vengativo,  quizá incluso infantil y banal.  Pero ¿qué es mi rencor? ¿Qué es mi venganza en el mar de todas aquellas que Luhan ha llevado a cabo?

Me sentí bien con migo mismo, me sentí merecedor de una retribución por mi sufrimiento,  que vengarme era lo correcto aún sabiendo en mi interior que esa no es jamás la mejor salida.

El que él haya hecho cosas horribles no me otorga a mi el derecho de hacer lo mismo en nombre de lo que erróneamente llamaría justicia.

Pero no es mi moral la que duele,  no es mi sentido del bien y del mal lo que me atormenta,  incluso consciente de lo indebido de mi actuar,  mi conciencia permanece limpia bajo la patética concepción de que al final de todo, la venganza sanará mi corazón.

El problema es, en sí  y muy a mi pesar,  mi corazón. Ese músculo idiota que no hace más que bombear sangre, insiste en bombearla más aprisa cuando nuestras miradas se encuentran,  cuando nuestras pieles se tocan.

Ese tonto corazón que parece recordar sus caricias y el dulzor de las palabras que mi mente ahora reconoce como mentiras. Corazón que - testarudo como su dueño - olvidó y perdonó todas las heridas que ese hombre abrió en el.

Y ¿Cómo culparlo? Si la propia conciencia anhela sufrida un beso más,  de esos que eran tan entregados,  tan pasionales, un beso de los que ningún otro par de labios me ha sabido dar. Si la propia conciencia, la parte que me enorgullece controlar cual ser razonable, es tan tonta como el enamorado corazón,  tan capaz de olvidar por instantes las noches en velo y cuantas lágrimas he derramado por una genuina sonrisa.

¿Quién soy para decir que el corazón me hala hacia él, cuando la razón me grita igual de fuerte que debo perdonarlo? Que al dañarlo me hago daño, que mi felicidad será plena a su lado, que aún lo amo.

Odio lo que me hizo, pero no puedo odiarlo a él y lo sé ahora, me lo recuerdo amargamente cada día que paso a su lado, cada día que se cuenta de manera regresiva hasta el gran final, el día en que ejecute esa infantil venganza de la cual se que voy a arrepentirme.

Quizás el tonto no sea mi corazón,  quizás el tonto sea yo quien se reusa a hacerle caso.

Han sido ya meses desde nuestro reencuentro,  meses durante los cuales el hombre se ha dedicado fervientemente ha demostrar el amor que me tiene, lo sincero de sus intenciones y quien es en verdad, y cada uno de esos días no hago más que enamorarme una y otra vez de cada nueva faceta que me muestra;  los gustos que tenemos en común y aquellos sobre los que podemos debatir, su pasado, su determinación,  los hábitos adorables e incluso aquellos que me disgustan y que tan complaciente se esfuerza por corregir.

Lo amo, lo amo, lo amo. Pero la sed de venganza me ciega,  y soy tal vez, tan conciente de esa ceguera que ha dejado de serlo, y se ha convertido en mi propia decisión,  mis propias manos cubriendo mis ojos, no dejándome ver aquello que aunque quiera negarmelo,  ya se que está ahí.

Soy la clase de tonto que se prende fuego aún sabiendo que le quema.

Por eso merezco arder. Él merece arder.

Y arderemos juntos.

Lo haré probar el calor de las llamas de mi infierno, el dolor que yo sentí cuando mi nariz fue cosquilleada por ese perfume tan notoriamente femenino, cuando mis ojos se posaron en el carmesí de esa mancha de labial sobre el cuello de su camisa. Sabrá lo que es la traición de aquel a quien amas y sabrá lo que es descubrir que aquel sentimiento no fue nunca correspondido; que cada beso, palabra y caricia la fingí con el fin de preparar mi venganza.

Como hizo él conmigo. Ahora yo seré su karma.

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Dalía 🏵

Destroy you [Xiuhan/Lumin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora