Capítulo 25.

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    La mirada de angustia que tenía Lucia me hacía reír. Era una cínica al venir a verme después de todo lo que me dijo.


-¿No has escuchado? ¿¡Qué estas haciendo aquí!?- volvió a gritar pero esta ves un poco mas fuerte.



-Tranquilízate, nos van a llamar la atención.- lo tomé del brazo y al mirar a Lucia esta apretó los puños.



-Creí que seguía sin responder, yo solo venía a verla para ver como seguía.- aquello no de lo creía ni su abuela. Era mi hora para poder desenmascararla.



-¿Segura que venías a eso?- la mire con una ceja alzada, mientras Christian me miraba con el ceño fruncido.- ¿no venías quizás a matarme? A desearme lo peor de este mundo. Eres una cínica al venir aquí y ponerme esa cara de niña ingenua.- con cada palabra que decía, su rostro se desencajaba cada vez mas.




-¿De que hablas?- mi marido me agarro con ternura de la mano y espero pacientemente a que le explicará.




-No le creas Christian, tu bien sabes que yo sería incapaz de hacer algo así.- ella se lo decía con súplica, temiendo que todo su jueguito se cayera.




-Todo lo que me dijiste ese dia que viniste a verme, lo escuche. No te queda el venir aquí y hacer como si nada paso. Tu me odias porque yo puedo tener hijos y tu no, me odias por yo estar con Christian y no tenerlo tu.- le empecé a decir cada cosa que me había dicho, la venas del cuello de mi marido, cada ves se saltaban mas a causa del coraje.- me odias por yo ser feliz y tu no tenerla. Pero, ¿sabes qué? El odiar y desear mal a la gente, no te hará feliz, al contrario te hará tener una vida mas miserable que la que llevas ahora. Eres una mujer envidiosa, cínica y que has caído en lo mas bajo de tus mentiras.




-Mas vale que te vayas de aquí Lucia, intentas algo en contra de mis hijos o mi mujer y no te la acabas. Pondré una orden de restricción y si haces algo esta ves habrá pruebas y nos veremos las caras en otro lugar que a ti no te gustará. Tu juego se acabo y no voy a creer ya nada de lo que digas. Lárgate de aquí y no te nos vuelvas a acercar.



Las lágrimas que caían por sus mejillas eran mas falsas. Salió del lugar sin decir ni una palabra mas y azotó la puerta de mi habitación.



-¿Porqué no me habías dicho todo esto?- me pregunto mientras con los dedos esparcía caricias por mi mejilla.



-Lo vi como algo insignificante, no pensé que se volvería a aparecer por aquí. Pero ahora veo que es capaz de eso y mas.



Su contacto me estaba relajando, ni siquiera me altere con la discusión que tuve con ella. Es una persona que ya conozco como es y el odio que me guarda. No vale la pena desperdiciar palabras con una mujer tan baja como ella.



-Con mas razón ahora mis hijos, tú y yo tendremos seguridad la veinticuatro horas. No voy a perdonarme si algo esa mujer les llega a hacer. Mañana mismo contrato a alguien. Esa mujer puede estar mas loca de lo que ya se ve.




-Hay alguien de quien también nos tenemos que preocupar- Christian me miro esperando a que terminará de hablar. Tomé una bocanada de aire y me arme de valor para hablar. No quería que se metiera en problemas o que algo malo sucediera entre ellos.- Mi padre,mi padre ha sido un aliado para ella. Supongo que dando información y ponerla al tanto de todo.



La expresión de él no me decía nada, puede que el también ya estuviera sospechando algo.


-No me sorprende lo que ahora me dices. Tu padre es capaz de eso y mas con tal de obtener dinero. Si trato de vender a nuestro hijo, que no lo haga dando información.- se puso de pie y empezó a dar vueltas por toda la habitación.




Ahora todo encajaba, el dia de la fiesta de Matt ahora entendía porque ella estaba ahí. Mi padre era el informante de todo lo que en nuestras vidas pasaba. Pero no mas, todo esto se iba a acabar y el dinero que supongo el generaba con esto se iba a ir a la basura.




-El jueguito de tu padre se va a acabar, no volveremos a creer en sus palabras pues ya sabemos el tipo de hombre que es.



Se toco la frente frustrado.- Todo esto pasará y lo vamos a poder resolver pronto. No vale ninguno de esas dos personas que le tomemos importancia. Esta tormenta acabará, mientras hay que dedicarnos a nuestros hijos y al que viene en camino.- me toque la barriga enamorada y feliz porque ya estábamos casi fuera de peligro.




Como decir que mi marido me trataba tan especial, muy atento y dándome el amor que no lo esperaba. Sabía que esto lo hacia por mi estado, pero también se que me quería con el alma. Los días pasaban y con ellos el peligro se iba, faltaban ya solo unos cuantos para poder salirme de aquí.



-¿Cómo estás hija?- mis padres habían venido de nuevo a verme, pero al ver al señor que estaba frente a mi, simplemente ya no lo reconocía. Era una persona que en lugar de hacerme un bien, me hacía un mal y solo provocaba problemas.



-Bien, ya todo esta bien. Eso espero.-sonreí solo viendo a mi madre y sin siquiera prestarle atención al señor que se encontraba a su lado.



-¿Dónde esta tu marido?- pregunto al quién no le había dirigido la palabra.



Ya no sabía como mirarlo, simplemente me daba una tristeza profunda al darme cuenta que nunca fue lo que yo esperaba. Que siempre actuaba para hacerme daño. Todo su cariño era un engaño, siempre todo lo hacía por dinero y para su bien.




-Se fue a cambiar y a llevar a mis hijos a la escuela.- trate de decir lo mas normal posible. Sin descargar en esas palabras toda la rabia y tristeza que me daba.




-Me alegro que te este ayudando en eso. Tienes que preocuparte ahora por tu salud y la del bebé.- me tomo la mano con supuesto cariño y de verdad yo ya no sabía que creer.



-Mi marido siempre me ayuda en lo que necesito y siempre esta conmigo.- mi padre me miro como si estuviera loco. Me estaba poniendo a la defensiva con el.




Era triste saber que cuando realmente crees conocer a una persona, esa persona termina siendo un ser irreconocible. Alguien a quien te mostraba una máscara cuando estaba contigo y cuando menos te lo esperabas, te daba la puñalada por la espalda. Hablando mal y actuando siempre en contra de tu voluntad.





-Ya te ves mejor cielo, traes buena cara.- mi madre con cariño me acarició la mejilla. Me sentía bien estando con ella, era sincera con sus sentimientos.




-Si, mamá, me he sentido mucho mejor y la verdad es que me quiero recuperar bien para mis hijos.- sonreí mientras le apretaba la mano y miraba a mi padre.



Después de aquella charla con ellos y de que mi padre todo el rato no haya quitado su ceño fruncido, me había sentido bien. Me trajeron de desayunar, los medicamentos los bajaban cada ves menos y me traían de comer cada ves mas. Había muchas veces que no podía no terminarlo.




Decidí llamar a Christian, pues ya se había tardado un poco. Me había comentado que iba a ir a la oficina y lo cual ya se había tardado bastante.



Un tono, dos y al tercero contesto. Pero no era la voz que yo esperaba escuchar, esa voz era de una mujer. Miré bien si estaba marcando como se debía y si, ese era su número. Apreté el celular entre mis manos y colgué con toda la rabia contenida.



¿Ahora que mas tenía que pasar? Una lágrima resbaló por mi mejilla.



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Si lo se, se muchas de ustedes me van a matar. Un mes sin actualizar, es horrible. Gracias a las que siguen aquí y no me abandonan en mi sueño. En Instagram puse una actividad, si llegamos a más de 10 comentarios y máximo 40 votos. Habrá un pequeño maratón de dos capítulos,


Besos enormes y gracias por todo. Las quiero mucho.

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Lindo fin de semana.

Matrimonio a cambio de Engaños II (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora