Capítulo 32.

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  -De nada.- respondí mirando a mi hijo. Clara venia de la mano de Christian, me dio una profunda ternura el verla asi.-Ahora si me permites quiero hablar con Clara, a solas.- lo último lo recalqué.



Mi hijo se levanto y me dio una mirada cómplice, saco a mi marido de la oficina.



-¿Qué es lo que pasa?, mamá.- mi niña me pregunto mientras me miraba con esos ojos que a cualquier hombre derretiría.



-Bueno se lo comente a tu hermano y el quiere apoyarme en esto. Por cuestiones de trabajo necesito irme fuera de la ciudad un tiempo. Tu padre tiene sus cosas y trabajo aquí, no nos puede acompañar. La pregunta aquí es, ¿quieres acompañarme o te quedas con tu padre?- pregunte. Se que estaba mal decir tantas mentiras, pero mi hija nos veía como los padres ejemplares.



-¿Y mi papá?- pregunto toda confundida. Sabía que preguntaría por el.



-Tu padre no sabe, el no podría ir ni aunque quisiera. Tiene mucho trabajo en su empresa y es imposible dejarla por esto.- que mal me sentía mintiéndole a mi hija, algo que jamás había sucedido.



Se revolvió algo nerviosa en el sofá y a mi me dio un poco de ternura. Me levante de mi asiento y fui hasta donde estaba ella.



-La decisión que tomes estará bien para mi, cariño.- le tome la barbilla e hice que me mirará.



-Prefiero quedarme con papá, no me gustaría que se quedará solo.- me sonrió y después miro hacia mi abdomen.-Ya se nota un poco.




Yo sonreí con amor y ambas colocamos las manos en mi panza. Se notaba un poco, como si estuviera hinchada. Tres meses de embarazo y era lo único que se notaba. Los doa hombres entraron por aquella puerta sin siquiera tocar. Christian traía una cara de pocos amigos y mi hijo sonrió cuando vio que me estaba tocando la barriga.



-Casi no se nota.-dijo mi hijo mientras sonreía y me daba ligeros masajes.



-No, mi amor, el bebé va creciendo conforme los meses y que tal vaya comiendo.- explique y mire a mis hijos que estaban maravillados. Christian a un lado solo observando que era lo que pasaba.



-Bueno, mi hermana y yo nos vamos adelantando a la casa. Tengo que terminar una tarea.- me miraba con complicidad y a mi me dolía dejar a mi pequeña sola. Pero no podía hacer nada, ella prefirió quedarse con su padre.



-Claro que si, en un rato llego yo.-les di un beso a cada uno en sus mejillas y después se despidieron de su padre.




-La seguridad los espera afuera. Ténganme al tanto si salen o algo, ¿ok?- mire con advertencia a ambos.



-Si, mamá.- dijeron al unísono y a mi me hicieron sonreír.



Cerraron aquella puerta y yo me di vuelta para ir a sentarme en mi escritorio. El agarré de él me detuvo.



-¿Qué es lo que quieres?- dije sin mirarlo.



-A ti, a mi mujer.- me solté furiosa de su agarre y puse distancia entre nosotros.



-Cómo te sentirías tú, si después de tantos años vengo y te dijera: Sabes que Christian, que el hijo que tuve, no era tuyo. Fue en una de esas noches que me sentí tan sola, esperando a un imbécil.- el me miro con ojos abiertos escuchando el ejemplo.- Lo que pasa es que nunca piensas en el daño que le vas a hacer a las personas, quede muy cansada de las veces que te ibas de viaje y no regresabas. Yo muy ilusa pensando que nunca estabas con nadie en esos viajes, pero bien dicen que la carne es tentación para los hombres.- cada palabra la decía con mucho dolor y resentimiento.-mientras que yo, estaba en casa sola, deprimiéndome por no tenerte conmigo. Sufriendo por el amor que te tenía y que tu no estabas. Son tantas cosas que de verdad ya estoy muy cansada. Ahora entiendo porque querías el divorcio y actuabas como si no te importará.- apoye las manos en el escritorio y lo miré.



-No quiero perderte, soy un estúpido y eso lo se. Pero no te vayas de mi lado, eres la luz que ilumina mi vida. Sé que cometí muchos errores y lo sigo haciendo, no todos en este mundo somos perfectos.- me tomo de la cintura y me abrazo.




-No puedo, Christian. Lo mismo hubieras pensado cuando estabas engañándome. No te importó y caíste en una tentación que esta arruinando tu matrimonio.-sollocé y no le correspondí el abrazo. Mis brazos estaban a cada lado de mi cuerpo, mientras que las lágrimas se esparcían por mis mejillas, para luego desaparecer por el traje de Christian.




-Por favor, no se que mas hacer para que me perdones. No acabemos con nuestro amor, con lo mas lindo que nació hace unos cuantos años.-me levanto la barbilla y enjugo mis lágrimas con sus pulgares. Los ojos de él también estaban cristalinos, dolía mucho todo esto.




-Yo no acabo con esto, tú lo estas haciendo.-murmuré pues la voz era imposible que saliera bien.




-Necesito cuidarlos, que estes bien. Tal vez necesitas pensar bien las cosas. Cometí muchos errores y soy consciente que yo mismo me lo busque. Pero no dejaré de luchar por lo nuestro.-mi labio temblaba y el con una suave caricia hizo que desapareciera. Mis ojos azules lo miraban y el aún sin soltarme bajo su mano hasta mi abdomen.- Te quiero, te amo, te idolatró. Mis hijos es el mejor regalo que me puedes dar. Este pequeño angelito viene también a alegrarnos la vida, no me separes de él.- daba pequeños masajes en mi panza y a este punto juro que ya no me quedaban mas lágrimas para derramar. Estaba a punto del colapso. Sus caricias eran suaves y deteniéndose de vez en vez a mirarme, para después bajar su vista hacia mi abdomen.




-No sé, no sé.- me toque la cabeza con ambas manos y lo separé de mi.-No trates de confundirme ni hacer como si no paso nada.- me fui hacia el otro extremo de la oficina. Necesitaba alejarme de él, de su aroma embriagador y de su mirada hechizante. Miré hacia la mejilla donde le había propiciado el golpe y había una ligera marca de mi mano.-Una cosa si te digo, los niños tienen que saber esto y yo no se los diré.- levante las manos y retiré las lágrimas que viajaban por mi cuello.





-Ellos no tienen porque saberlo.- volvió a caminar hacia mi y yo ya estaba perdiendo mi paciencia. Fui hasta mi escritorio, tome mi bolsa y lo miré.




-Yo no pienso seguirte el juego, se los dirás y pronto.- fui hasta la puerta y la abrí.- Nos vemos.



Cristal me miró con cara de angustia, seguramente yo no tenia buena cara.


-¿Estás bien?- me pregunto mientras guardaba silencio por mi marido que ya había salido de mi oficina.



-Lo estaré -sonreí y note su presencia detrás de mi.- te mandaré un mensaje para que me tengas listo lo que te pedí hace un rato.




Mi amiga asintió y después tomo la agenda donde anotaba todas mis citas pendientes.-Una cosa, hoy tienes ultrasonido para ver como esta el bebé.- no quería que lo dijera en frente de el, pero gracias a ello seguramente querría ir conmigo.




-Gracias, que tengas bonita tarde. Pueden irse a descansar.- tome la bolsa que había dejado en su escritorio y me encaminé hacia el ascensor.




Parecía que traía un guardaespaldas detrás mío. No me dejaba ni un segundo sola, espere a que el elevador llegará y después de unos segundos asi lo hizo. Cuando entramos no había ni una alma ahí y sentí el ambiente tenso. No me gustaba estar ya a lado de el.



-¿A que hora es la cita?- pregunto mientras no dejaba de mirarme.



-A las cinco.- no tardamos ni dos minutos cuando ya estábamos en el estacionamiento. Respiré profundo y fui hasta mi auto.



-Nos vemos a esa hora en el consultorio.-levante la mano en señal de despedida y ni siquiera me importo mirarlo.



Ya casi iba a ser hora de comer y necesitaba hablar con mi madre. Quería dejar todo listo para que mi niña estuviera bien, sabía bien que ella no iba a querer ir. Ella adoraba a su padre con su vida, formaron un lazo demasiado grande e iba ser imposible romperlo.



Rato después llegué a casa de mi madre, aún seguía conservando las llaves asi que entre. La primera vista que tuve es que estaba impecable, los muebles en su lugar, limpia y sin basura.



-Mi niña.-Abby de inmediato fue a mi encuentro y me abrazo.


-Hola, nana. ¿qué estabas haciendo?- pregunte mientras nos dirigíamos a la cocina.



-Terminaba de hacer la comida, ¿a que debemos tu visita?-dijo mientras movía algo en la estufa.




-Bueno, estaba pensando irme unos meses de aquí. Necesito relajarme un poco y también por cuestiones de trabajo.- sonreí mientras tomaba el agua de limón que me había servido.




-¿Christian va contigo?- me miró.


-No, el se tiene que quedar aquí-moví con mi dedo el vaso, nerviosa. -Quería pedirte un favor, Clara no quiso viajar conmigo. Ella se quiere quedar con su padre. ¿Podrías irte para allá los meses que no este aquí? Te los pagaré, pero no quiero a mi niña sola.- supliqué poniendo la mirada del gato de Shreck.



Mi nana rodó los ojos con diversión.-Claro que si, mi niña. Para ti lo que sea.- me beso en la frente y después me sirvió de comer.



Antes de eso, me tenía que tomar mis vitaminas y todo lo necesario para que mi bebé estuviera bien. Era consciente de todo eso, pero em este embarazo me habían recetado mas cosas que de los anteriores.



-¿Y mis padres?- tome la cuchara entre mis manos y empecé a comer la sopa que me había servido.



-Salieron por asuntos de la empresa.-se sirvió ella también de comer y juntas platicamos, mientras terminábamos.



Mi nana ya era una persona algo grande, los años por ella ya habían pasado y me daba mucha tristeza pensar en perderla. Prácticamente me había criado con ella pues mis padres trabajaban mucho cuando yo era pequeña. Le sonreí y tome sus manos entre las mías. La quería demasiado.



Estuvimos platicando durante horas y sin querer al ver el reloj eran las cinco y veinte. ¡Dios santo! Se me había olvidado la cita. Me despedí de mi nana y me encargue de dejarle las anotaciones de lo que a mi niña le gustaba, de las clases que tenían por las tardes y mas.




-Doctor, perdone el retraso, ya voy para allá.- le mande un audio por whatsapp y maneje un poco rápido.



Me estacione y sin dejar muy bien el auto, baje. Pase a recepción y pague la consulta. Afuera del consultorio ya estaba Christian, a quien solo mire y me dedique a ignorarlo.


-Jessica, veo que te has retrasado un poco.- el doctor canoso me sonrió y entramos.-Señor Christian, ahora veremos como esta el pequeño.-sonrió mostrando las arrugas que se le formaban en cada ojo y tecleó algo en su computadora. Después de preguntarme como me había sentido y como estaba respondiendo a los medicamentos. Pasamos a la camilla donde me recosté, me baje un poco la falda y me colocaron el frio gel.



-¿Cómo esta?, doctor.- mi marido se coloco a un lado mío y con ojos brillosos vio hacia el monitor.




-Es un bebé demasiado fuerte, se ve que tiene ganas de vivir.- una lágrima se escabulló de mi ojo para dar camino a mi mejilla. Ahora entendía mejor los ultrasonidos.-Esperen- murmuró el doctor con algo de sorpresa.-Parece que tenemos a dos pequeñines por aquí.- con esas últimas palabras dos sonidos de corazón se empezarona escuchar por toda la habitación.



De repente empecé a sentirme algo mareada y mire hacia arriba para ver a mi marido. Estaba con la mandíbula abierta y las lágrimas salían sin poder controlarlas.



¡No podía creerlo!



*****
Y aquí sin falta otro capítulo más. Espero que les guste. Pienso que la historia quedaría en unos 35 o 38 capítulos como máximo. No se si acabará feliz o triste, es algo que ni yo me esperaba.


Llegando de Cancún hace unos cuántos dias y ya me enferme. Gracias por su apoyo incondicional, estar aquí y jamás dejarme. Las quiero demasiado.

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Estén al pendiente de Instagram, pues habrán dinámicas para hacerlo mas divertido. Estamos por llegar a los 400 seguidores en Instagram y yo había quedado con algo en ustedes si cumplíamos con esa meta.  

Muchas gracias Alejandra, por querer participar en mi dinámica.Eres un sol y espero que te haya gustado el capitulo. Besos y abrazos para ti. Dedicado el capítulo para ti.



Matrimonio a cambio de Engaños II (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora