El día que mueras, Madre.

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El día que mueras, Madre,
Una parte de mí lo hará contigo,
una parte de mi vida se marchara
y mi rostro no será capaz de mostrar mi tristeza.
Mi inocencia será borrada y ya no habrá nada en que pensar.

Me sentaré a tu lado de una vez por todas
y fumaré un cigarrillo para calmar mi pesadez,
respiraré hondo y comenzaré a hablar
de todas esas cosas que nunca te quise decir.
Te contaré de mis historias y de toda mi estupidez,
de todos mis amores y de mis amigos también.
De mis noches y mañanas en tierras de oro y plata,
pero también de mis caídas, de mi inmundicia
y de mis plagas.
Te hablaré durante horas,
cómo nunca antes lo había hecho,
sólo porque no quería preocuparte.
Sólo porque no quería darle más dolor a tu pobre pecho.

El día que mueras, Madre,
recordaré incluso el día que te conocí,
la primera vez que me cargaste en brazos,
la primera vez que te hice sonreír.
Pero no todos mis recuerdos serán de la dulce niñez,
también estarán los amargos momentos,
aquello que nisiquiera los Dioses quieren reconocer.
Aquellos que nadie pensara en el duelo,
ni antes, ni después.

Nos abrazabas muy fuerte, Madre,
para que escucharamos tu corazón,
aquel que sufrió tanto,
incluso antes de tener a tus hijos.
Dormíamos bajo tus brazos,
nos cubrías del frío mundo,
para que no conociéramos el peligro,
ni el mal, ni el dolor.

El día que ya no estés con nosotros,
prometo que en público no lloraré,
pero cuando todos se vayan de tu lado,
a tu lado los días pasaré.
Quizás de mis ojos caiga una lágrima,
y no será aquella que siempre está en mi mirar,
será una con suma tristeza,
que durante horas la lluvia evocará,
llevará consigo cada recuerdo,
cada vez que a tu par falte;
cada vez que te vi cansada
y nisiquiera pregunté el por qué.

Sé que será tarde para lamentarse,
y nisiquiera seré digno de que me escuches,
pero si en ese instante logras entenderme,
lograrás que tu niño duerma otra vez.

Me criaste con dignidad y gloria
para que tenga honor y valor,
pero cual estúpido y bastardo,
comí del árbol del odio.
Cause dolor y pena,
a aquella que siempre me cuido.
A mi madre.
A mi amiga.
A la mujer que aquel día,
Ya no estará a mi lado.

Abismo Challenger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora