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No entendí como pero ya estábamos caminando hacia el centro comercial, eso de hacer las compras junto con él no me parecía del todo una mala idea por lo que acepté acompañarlo cuando hizo la invitación. El centro comercial estaba casi vacío por ser tan temprano, los fines de semana casi estaba repleto por la noche por lo que ahora solo caminaban con lentitud sin molestia alguna.
Debo comprar muchas cosas –comentó Sehun mientras miraba su reloj.
¿Tienes algo que hacer?-pregunté sonriendo.
No pero estoy calculando la hora pa...
Se detuvo cuando un grupo de niños lo empujaron haciendo que diese dos pasos medios lentos y tontos hacia mí, sonrió luego de ello y negó mirándolos de medio lado.
¡Niños! Son a veces tan lindos –sonrió volviendo a donde estaba inicialmente.
No quise entrar en detalles por lo que intervine preguntando por su lista de cosas por comprar.
¿Qué vas a comprar?-pregunté con las manos en los bolsillos.
Leche, yogurt, mantequilla, fideos –contó con los dedos- agua.
¿Frutas?-giré la cabeza.
Naranjas, las amo –aclaró mirándome y sonriendo- también las fresas.
A mí también me gustan las fresas –sonreí tomando una canasta para ingresar.
¡No cariño! Tomaremos un cochecito, llevaremos varias cosas –dijo quitándome la canastita de mis manos.
Otra vez me quedé nerviosa cuando oí aquel apelativo, lo observé desde donde estaba y miré su perfil. Sehun se veía espectacular esa mañana y agradecía estar con él en ese momento.
¿Cariño?-giró a verme alzando ambas cejas- ¿Pasa algo?
Solo negué y nerviosa me acerqué a paso lento a su lado para continuar con la búsqueda de cosas, Sehun se dedicó a poner verduras dentro del carrito mientras observaba las etiquetas de cada una de las verduras, sobre todo se detuvo en un atado de apio.
¿Qué haces?-susurré viéndolo.
La última vez compré unas que tenían un sabor realmente raro, tuve que tirarlas –acotó oliéndolas.
¿Sabes que es de mala educación, no?-le quité el atado y las tiré dentro del carrito.
Miré hacia el pasillo cercano y cuando posee la vista sobre unos chocolates del estantería de golosinas sentí sus brazos rodearme por la cintura.
Iba a ponerme nerviosa pero la risa me ganó y terminé dejándome llevar por esta, sus dedos jugaban por encima de mi chaqueta mientras me movía como algún insectito atrapado, Sehun reía igual que yo cerca de mi oído mientras pedía a gritos que me soltara frente a toda la gente que estaba en el super.
