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¿Te gusta esta camisa?-preguntó mientras miraba la que tenía puesta Sehun.
Lo miré desde la puerta mientras me perdía en el primer botón de su camisa, se veía divino con ese color de camisa mientras acomodaba sus mangas alrededor de sus antebrazos.
Mi madre no va a decir nada de tu atuendo –sonreí mientras lo miraba- te ves bien con cualquier cosa puesta.
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Sehun rio de medio lado mientras miraba mi vestido negro con estrellitas blancas, tuve que encoger uno de mis pies de los nervios y giré la vista algo acalorada.
Tú te ves genial con cualquier cosa puesta Ariel –sonrió- y no es que esté diciendo que tu vestido este feo –aclaró.
Lo dijiste sutilmente –dije alejándome hacia su estantería.
No es cierto –lo oí caminar hacia donde estaba y luego sentí sus manos alrededor de mi cintura- ahora dame un beso pequeña maleducada.
¿Maleducada?-pregunté girando la cabeza hacia él.
No me tutee señorita Ariel –dijo cerca de mi oído.
Rei ante eso para luego girar en mi eje, le di un pequeño beso en los labios para luego mirar sus pupilas que se movían con emoción por mis maquillados ojos.
No pensé que conocería a tu madre tan rápido –aclaró tomando mis hombros- estoy un poco nervioso.
Debes estarlo –lo miré seria- mi madre te hará todo tipo de preguntas, la conozco.
Sehun abrió los ojos sorprendido hasta que empecé a reír por su expresión ganándome un pellizco en las mejillas que hizo que chillara de dolor.
¡Cruel!-me quejé sobándome la mejilla.
Ahora sí, dame un beso de verdad –sonrió acercándose.
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