Capítulo 2 ➽ Te Conocí

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Kim JunMyeon no era precisamente un mal muchacho, nos habíamos conocido cuando había ingresado a la universidad, él iba un grado más que yo y siempre era de los que daba de que hablar porque tenía una amabilidad y caballerosidad increíble. Siempre estaba serio y casi siempre estaba solo escuchando música en alguna esquina, vestía de gris, blanco o negro y en algunas oportunidades lo vi con lentes oscuros. Ninguno dijo nada del otro e incluso me resultó molesto que siempre me lo encontrara en los pasillos cuando salía hacia el servicio.

Nos teníamos en redes sociales y siempre veía mis publicaciones, sin embargo, ninguno de los dos optaba por dar el primer paso y saludarnos. Había estado en boca de todo el mundo durante mucho tiempo, mi nombre era signo de libertinaje y sexo seguro según me dijeron, había cometido errores y un ex novio había inventado aquello para desprestigiar mi imagen era por eso que cierto tiempo tuve cólera hacia JunMyeon, él y mi ex novio tenían la misma fama de ser caballeros y buenas personas, estaba segura que algo escondía esa personalidad tan "perfecta" ante los demás.

Una mañana fui enviada a una comisión lejos de mi ciudad, debía ser camarógrafa en una entrevista a una estrella de la televisión, la idea me había tenido encantad y todo el viaje estuve pensando en como debía grabar. Todo salió como esperábamos salvo que estábamos en la capital y estábamos asustados por haber salido dos horas después del tiempo acordado, era de noche y parecíamos ser el punto o la carnada ideal.

Sin embargo, llegamos a casa a tres horas después y con demasiado sueño encima, mi móvil por fin se encendió y me di cuenta que tenía una infinidad de mensajes, sorpresivamente ahí había uno de JunMyeon.

Me quedé helada y el corazón me saltó por alguna razón.

"No te he visto hoy. Quería saludarte pero no fuiste"

Fue ahí cuando me di cuenta que no era invisible para él, al día siguiente vino un abrazo en medio de los pasillos. Había sido una total sorpresa para todos incluso para mí y luego vino su declaración, nunca entendí como empecé a gustarle y aunque lo rechacé la primera vez para conocernos mejor, él fue paciente y luego aceptó ser mi novio luego de que yo se lo pedí.

Todo había sido rosas y mariposas hasta cierto tiempo, me di cuenta que él tenía problemas psicológicos. Era muy frecuente estar sonriendo luego de despedirnos y al minuto recibir una llamada diciendo que estaba triste y no sabía la razón o escribir de la nada que estaba con depresión cuando un minuto antes habíamos reído.

Incluso a veces cortaba nuestra relación y luego me pedía perdón, ese tupo de inestabilidades hizo que perdiera la paciencia y aunque la gente iba a decir que también la había hecho daño, iba a correr el riesgo, era mi tranquilidad.

Ocho meses después terminamos nuestra relación, fue él quien rogó hasta el final para que no lo hiciera pero lo hice, estaba cansada de lidiar con él.

Había llegado al instituto cinco meses antes y me había olvidado los fines de semanas de él y de sus juegos tontos, el instituto me había relajado al máximo. Incluso cuando debía verlo casi siempre en la puerta esperándome para llevarme a casa, todo eso terminó cuando la relación finalizó.

No tenía ganas de mirar a muchachos, ni la necesidad de buscar una pareja, estaba bien sola y con mis miles de actividades universitarias como para tener que lidiar con los problemas de otro.

Me alisté para ir hacia el instituto, ciertamente no tenía ganas de ir y mucho menos tener que oír al maestro Sam dictar el repaso del que estaba segura no sacaría nada bueno, solo quería tirarme a la cama y mirar el techo hasta que me diera sueño.

No tuve otra opción más que tomar mi bolsa y salir hacia la avenida para tomar un taxi porque se iba a hacer tarde y ya era de noche, el instituto no estaba muy lejos pero el camino entre parpadeos largos y somnolientos se me hizo más corto de lo normal.

Bajé y pasé de largo hacia la dirección en donde no hallé a nadie más que a mi maestro con unos libros en la mano y revisando unos papeles.

Hi-sonrió y me miró.

Hi-respondí con pesadez.

Miró su reloj y luego me miró frunciendo el ceño.

¿Te dije para hoy?-pronunció en español.

Si –asentí- usted dijo que el profesor Sam sería mi evaluador.

Voy a llamarlo –dijo y soltó los libros algo preocupado.

Me senté en el sofá frente a él y oí cuando habló en perfecto inglés con el maestro, miré a todos lados y me sorprendí en ese momento de no hallar a nadie ahí cuando los días de semana estaba llenos el instituto a tope, finalmente giré hacia mi profesor y este solo asintió con una sonrisa.

Viene en un momento, tuve un problema con su coche –dijo mientras caminaba hacia la puerta.

Gracias –sonreí.

Volví a mirar hacia el piso y empecé a jugar con mis pies mientras esperaba al profesor, habían pasado recién quince minutos y aunque quería irme por su impuntualidad, sabía que no podía hacerlo porque no era más que mi culpa. Giré nuevamente hacia el pasillo para ver a mi profesor nuevamente acercarse a paso rápido.

Ariel lo siento –dijo frunciendo el ceño- parece que el asunto de su coche es muy serio y no va a llegar, ya sabes como son las normas, si no está el docente de reforzamiento no podemos dictarte la clase.

Me levanté algo molesta por lo que había pasado cuando me di cuenta que otra figura se acercaba hacia la oficina, sostenía en una mano un casco de motocicleta y en la otra tenía una botella con agua.

¡Buenas noches!-dijo mientras entraba.

¿Puedes hacerme un favor?-mi maestro lo observó y este asintió mientras soltaba su botella para firmar un papel sobre el escritorio.

Me sorprendí de que hablasen español.

Claro –dijo viéndolo- ¿En que puedo ayudarte?

Sabes que va contra las normas dictar clases de reforzamiento pero... ¿Crees que...?

¿Es ella?-el muchacho me miró y mi maestro asintió.

No hay problema, no va a salir de mis labios nada –sostuvo mientras dejaba el lapicero y cogía unas hojas de papel.

Te debo una muchacho –dijo mi maestro para luego salir corriendo hacia su clase que al parecer ya había comenzado.

Lo oí suspirar y luego vi que entornó una sonrisa en el rostro, no era por exagerar pero era muy blanca y casi perfecta.

¿Cómo te llamas?-me miró.

Ariel –contesté- me llamo Ariel.

Hola Ariel –pronunció- mi nombre es Sehun, Oh Sehun.

Hola Ariel –pronunció- mi nombre es Sehun, Oh Sehun

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♥♥♥

Espero les esté agradando la historia, quiero agradecer por esta portada también a Mrbook94 por la portada demasiado lindis que hizo para esta historia. ♥ Gracias linda!

Sweet Candy ➽ Oh SehunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora