- Vocasti et clamasti et Diablo.- dijo mi madre- En otras palabras La llamada del Diablo.- dijo aterrorizada.
-¿Cómo?- dijimos Jonh y yo a la vez.
- Vocasti et clamasti et Diablo o La llamada del Diablo es un elixir de un color negro.- dio una pausa- No es muy frecuente que alguien tenga, ya que lo tiene que hacer un hechicero muy esperimentado y hay que dejarlo reposar doscientos años...
-¿Pero... qué es lo que hace?- le pregunte algo asustada.
Dio un angustioso suspiro- Tera, como ya sabes eres hija de un vampiro bastante poderoso y de mí, una cazadora con muy buenos genes...- no le deje terminar.
- ¡Eso no es lo que te estoy preguntando!- grite con cólera.
¡No quería mas historias! Necesitaba saber que me estaba pasando, joder. No me sentía yo. Me sentía... rara. No se como explicarlo. En mi interior notaba "algo". No se.
Solo se que estaba exausta. Por solo el mero hecho de estar de pie ya estaba cansada. Notaba mi sangre circular por cada vena de mi cuerpo y también la de mi madre y sobre todo la de Jonh... Notaba cada vez que entraba y salía aire de mis pulmones. Me costaba. Por no hablar del maldito dolor de cabeza que conseguía sacar la peor parte de mí. ¡Tenía ganas de arrancarme la cabeza! ¡Dios!
-¡Cuéntame la verdad, joder!- grite fuera de mí.
Después de recuperar el ritmo normal de mi respiración, me di cuenta de los dos pares de ojos que me miraban con asombro. ¿Tengo algo en la cara o qué?
-¿Tera?- dijo Jonh con tono de preocupación intentando que no sonara muy asustado- ...¿Qué te pasa en... el ojo izquierdo?
¿Qué? Me fui hacia la ventana para ver mi reflejo. Y fue cuando lo vi... mi ojo izquierdo estaba rojo... parecía que estaba inyectado en sangre. Me asusté y empecé a gritar. ¡Soy un monstruo! ¡Dios! No, no, no, no, ¡no! ¿¡Qué me esta pasando!?
Pegué mis manos en el frío cristal de la ventana. Mis piernas estaban temblando. Y poco a poco me desplomé al suelo. Mis manos ahora estaban en la pared. Y yo estaba sollozando.
Noté unas manos en mis hombros. Yo estaba mirando a la pared. No pude ver quien era. Pero conocía esas manos. Eran las de Jonh. Con su cariño habitual. Lo que hacia que me tranquilizara. Me dio la vuelta para que le mirara. Para mi asombro tenía una mirada de consuelo. ¿Por qué? Yo me estaba conviertiendo en un... monstruo...
- Tranquila pequeña, no estas sola.- mi dio un leve beso en los labios y me abrazó entre sus amplios brazos.- No dejaré que te pase nada, confia en mí.
Durante varios minutos estuvimos así. Hasta que me levantó despacio. Me temblaban las piernas. Se dio cuenta, así que me acercó una silla y me sentó.
Me sonrojé al ver a mi madre en la sala. Me había olvidado completamente de ella. Había visto esa escena mia con Jonh...
-Que bonito es el amor...- dijo mi mama. Instintivamente Jonh y yo nos miramos colorados. Que verguenza. A continuación nos reimos todos. Eso relajo el ambiente.
-Bueno- dijo mi madre con tono ya de seriedad.- Tera, si quieres saber lo que te esta ocurriendo tendras que escuchar desde el principio. ¿Entendido?- Esperó a mi respuesta y yo asentí.
-Vale.- dijo- Como iba diciendo eres hija de un vampiro muy poderoso (el jefe de una organización) y de mí (una cazadora de vampiros pura).
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Cuando la noche llegue
VampireTera, una chica normal y corriente, que nunca ha sufrido nada fuera de lo común se muda a los dormitorios de un instituto... lo que no sabe es que ahí es donde empieza todo, su mundo se derrumbará poco a poco, pero alguien siempre estará con ella...