Capitulo 26

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Hoy era el día, el gran día. Hoy sería al fin cazadora. Estaba durmiendo placidamente, hasta que unos gritos me desvelaron.

-¡Tera! ¡Vamos arriba! ¡Hoy toca día completo de tratamiento de belleza!- gritó Paola a todo pulmón. Jenny a su vez estaba destapandome e insistiendo que me levantara.

Me levanté y me agarraron cada una de un brazo y me llevaron corriendo a la cocina. Cuando llegué me quede muy sorprendida. La mesa de la cocina estaba llena de comida. Había un bizcocho de chocolate, una jarra llena de zumo, galletas, tostadas, más chocolate, crepes con sirope... todo un manjar.

-¡Buenos días!- dijeron casi al mismo tiempo mis tíos y me abrazaron con mucho cariño.- ¡Felicidades preciosa!- me susurró mi tío al oido.- ¡Felicidades cariño!- me susurró mi tía en el otro oido. Yo sonreí.

Nos sentamos todos en la mesa y estuvimos riendo y comiendo durante mucho tiempo. Cuando terminamos fuimos las tres a mi habitación.

Paola fue al baño y Jenny se quedó conmigo en mi cuarto.

-¡Qué ganas de que empiece ya la fiesta!- dijo.

-¡Y yo! La fiesta empieza a las nueve de la noche y mi celebración es a media noche. ¡Estoy muy nerviosa!- dije.

-Tranquila vas a estar genial.

En ese momento salió Paola del baño. Del cuarto salía un olor dulce, como a jazmín.

-El baño esta preparado.- me sonrió Paola.- Meteté que esta caliente, tienes cuarenta minutos.- dijo y salieron las dos sonriendo.

Aunque sabía que de un momento a otro se tenían que ir, les había cogido mucho cariño. Las consideraba mis amigas, mis únicas amigas. Quería a estas dos locas.

Me quité toda la ropa y entré al baño. Estaba lleno de velas y el agua era blanquecina y tenía petalos blancos, desprendía ese olor a jazmín. Me metí en la bañera y puedo asegurar que disfruté de aquel baño. Dejé la mente en blanco. Otra vez me sacaron de mi momento de relax dos voces que ya conocía muy bien.

-¡Tera! Ya han pasado cuarenta minutos, ¡venga sal!- escuché detrás de la puerta acompañados de algunos porrazos que daba en la puerta. Era Paola. Se notaba porque ella tenía mucho más carácter que Jenny.

-¡Vale!- gité para que me escuchará. Salí de la bañera, me puse mi albornoz y una toalla en mi cabello. Salí del baño y allí estaban Jenny y Paola. Jenny con un maletin enorme sacando cosas y Paola estaba urgando en mi armario.

-¡Paola!- grité. Ella se asustó y se dió la vuelta para mirarme- ¡No cotillees mis cosas!- ella se rió, pero se apartó del armario y cogió una silla.

-Sientate aquí, anda.- me dijo Paola.

Me senté donde me dijo. Jenny se acercó a mí con el maletín. De él empezó a sacar muchas cosas que no sabía para que servían. Se notaba mucho que yo no sabía nada de estas cosas.

Después de cuatro horas, lo que para mí fue una eternidad estaba lista. Tanto mis uñas de los pies como las de las manos lucían perfectas con la manicura francesa. Mi cabello casi rubio lo habían alisado cuidadosamente y lo habían ondulado un poco por las puntas, recogiendolo así en un elegante pero juvenil recogido. Mis ojos ambar resaltaban mucho gracias a la sombra de ojos negra y mis pestañas estaban el doble de largas gracias al rimen. Mis pómulos estaban bien definidos y mis labios estaban pintados de un rojo pasión.

La verdad es que no parecía yo. Parecía mucho más adulta y sexy. Me ayudaron a poner mi vestido. Eso fue la guinda del pastel. Estaba perfecta para una noche perfecta. Me puse aquellos maravillosos tacones, unos pendientes a juego con el collar y listo. Sin olvidar del sexy liguero amarrado a mi muslo, en el que había una pequeña daga. Cogí un pequeño bolso plateado y guardé lo necesario.

Cuando la noche llegueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora