Le estaba mirando desconfiada. ¿Por qué? Solo podía preguntarme eso. ¿Por qué me estaba curando? ¿Por qué no se había lanzado ya a mi cuello?
Algo nerviosa me fui quitando la máscara, ya que no le podía decir mi nombre. Todos los vampiros me conocían por mi nombre, no por mi rostro. Habían algunos que me habían visto, pero la mayoría tenian miedo de decir quien era. Así que me la quité y...
-¿Tera?- dijo asombrado. Estaba boquiabierto.
¿Cómo me había reconocido?
-N...no te equivocas de persona.- dije nerviosa pero serena.
-No, no me equivoco.- dijo sonriendo.
De golpe se lanzó sobre mí. Acabé tumbada en la cama debajo de él. Me había apresado. Sus manos estaban a ambos lados de mi cabeza agarrando mis muñecas. Me miraba fijamente a los ojos. No se por qué, pero no podía apartar la vista de esos magníficos par de ojos.
Su mirada iba de mis ojos a mis labios. Así sucesivamente, hasta que me besó. Al principio me asqueó. Pero después le seguí el beso. Era como si estuviera hipnotizada.
Perdí la loción del tiempo. Cuando noté que sus manos se posaban en mi cintura desperté del trance. Instintivamente bajé rápido mi mano hacia mi muslo, rompiendo así un poco del vestido. Saqué de mi liguero la daga y la apresé contra su pecho.
Me miraba asustado y a la vez indefenso. ¿Por qué no contraatacaba? Ni siquiera intentaba ni un solo movimiento contra mí. Estaba encima mio, él tenía todas las de ganar, aun así no hacia nada. No lo entendía.
-Tera...- dijo triste. Casi en un suspiro.
Apreté aún más la daga a su pecho, no se alejaba de mí ni un centímetro. ¿Por qué? ¿Es que quería morir? No me lo podía explicar.
Seguí apretando hasta que de su pecho salía un pequeño hilo de sangre. Él ni se inmutó. Siguió mirandome fijamente a mis ojos. Le apreté más y empezó a salir mucha más sangre. Su cara empezó a angustiarse, pero nunca perdió de vista mis ojos.
¿¡Por qué no se apartaba!? Me miraba como si lo estuviera decepcionando. Apreté más, pero igual que las otras veces no opuso resistencia. Esto parecía una batalla de miradas y él parecía el ganador.
-¿¡Por qué no te apartas!?- le grité ya desesperada.
-¿Por qué? Porque quiero estar contigo, aunque este a punto de morir, si es contigo merece la pena.
-¡¿Estas loco?! ¿Me estas diciendo que te mate?- dije. ¿Qué le pasaba a este tío? No me conoce de nada y me dice estas cosas... no lo entiendo.
-Si es lo que quieres hazlo.
-¿¡Pero te estas escuchando!? Soy una cazadora ¡claro que te mataré!
-Entonces mátame.- me dedicó una triste sonrisa.
Cogió mis manos que estaban agarrando la daga contra su pecho y empezó a empujar. ¡Se estaba haciendo daño a sí mismo! Enserio, ¿esta loco o qué? Sus ojos estaban mirandome fijamente mientras apretaba contra su pecho la daga.
Poco a poco fue empujando, y su cara se ponía más tensa cada vez. Yo no comprendía nada. ¿Era una broma, verdad?
De golpe se puso más pálido de lo que era. Un chorro de sangre empezó a caer de su pecho. ¡Dios mio! Acabé empapada de sangre y él seguía mirandome.
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Cuando la noche llegue
VampiroTera, una chica normal y corriente, que nunca ha sufrido nada fuera de lo común se muda a los dormitorios de un instituto... lo que no sabe es que ahí es donde empieza todo, su mundo se derrumbará poco a poco, pero alguien siempre estará con ella...