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2: The Life Project.

2 dias después

April.

Un dia antes había apartado mi cupo para la hermandad, habia estado rogando por una habitación privada, no me gusta compartir mi unico lugar donde podía estar en paz.

El equipaje estaba listo, mi habitación totalmente desocupada y mi mente echa un caos. Debia estar precavida de lo que dejaría, simplemente solo eran un par de peluches, zapatos, y mi maquina de escribir.

Ya terminando todo esto de la mudanza a la hermandad, mi ropa era lo mas sencillo que podía llevar en manos, solo unos jeans negros, botas marrones y un jersey agua marina.

—¿Todo bien? –preguntó mi padre desde el marco de la puerta.

— Si, si –conteste asintiendo con la cabeza mientras acomodaba algunos papeles.

—Tú madre ya esta lista, ehm...–rasco su nuca sonriendo– esperamos por ti.

Levante la mirada para sonreirle, mi padre había  estado ayudandome durante toda esta semana, siempre era atento y le gustaba que vivieramos bien. Era un gran hombre, la verdad.

En otras noticias, tal vez, solo tal vez el chico que siempre me había gustado estudiaria alli. ¿Como rayos voy a estar tranquila? Muchas chicas se le abalanzaban, digamos que el mundo estaba a sus pies y sinceramente no me agraba la idea de ser parte de un club de chicas que le gustaba. ¿A quien miento? Si era parte de ese desquiciado grupo.

No podia evitarlo, el era todo lo que deseaba en la vida: guapo, con principios, simpatico, divertido, serio, atento, glamuroso... Podria hablar de el todo el dia, si eso deseara. Andrew Roth, sinonimo de: punto debil de April.

Mis maletas ya estaba en el auto, solo llevaba conmigo un bolso de mano y mi diario, camine rapido hasta la salida donde el auto de mi padre me esperaba para ir hacia la universidad.

— Que suerte, ¿ahora podemos irnos? –dijo mi madre.

— Mujer, ahora estaras mejor que nunca.—bromeó subiendo al auto– sin nadie que mantener, ni con quien pelear.

—Tengo a tu padre –susurra esbozando una sonrisa .

—Lo siento por ti—reí colocando mi mano en su hombro.

Usualmente bromeaba con mi madre de nuestra vida cotidiana, tal vez no tanto pero si algo. Ella era abierta, reía por todo y podria decir que su vida era divertida ehm no lo se, solo es mi punto de vista.

El trayecto hacia la universidad no era muy largo solo unos 40 minutos de casa, asi que no seria trabajo dura ir a visitar a mis padres los fines de semanas.

Durante el camino conversamos sobre las materias que veria, mis expectativas y comida. Ellos me dejaron frente a la universidad justo en el campus rodeado de pequeños edificios conformados por las fraternidades. Mire mi telefono la direccion de la hermandad, estaba justo a tres cuadras de la universidad asi que comence a caminar, muchos chicos salian de los edificios jugandose entre si, reian y balbuceaban, sus vidas se veian divertidas. No obstante, parecian dioses griegos, guapos, bien entrenados con mucho musculos. Ay caramba.

Segui caminando unos minutos hasta parar frente aun edificio risa palido, con ventanas francesas blancas y una linda decoracion con listones de colores. ¿Acaso no era una guarderia? que mas da.

Toque la puerta tres veces y una mujer alta, cabello rubio pero muy demacrado, sus ojos eran azules pero uno de ellos no se veia del todo bien, ademas su sobre peso no ayudaba mucho a su figura. Me mira de pies a cabeza y dice:

— ¿Que quieres ? –pregunta con un tono cansado.

—Necesito hablar con la supervisor... –digo mientras la mujer asiente y mira hacia atrás.

— ¡Epa, vengan a ver, nueva huesped!

¿Epa?

— ¡Cállate , Alicia! –dijo una mujer bajando la escaleras riendo.– Ah tu debes ser...–sonríe caminando hacia mi.

—April Coast —me presente sonriente.

— Hola, April. Soy Elena, la decana y supervisora –sonrió de vuelta.–  vi tu reservacion, pasa para concretar.

Alicia tomo mis maletas de mala gana y lanza la puerta para cerrarla, aquella mujer propagaba amargura y pereza. Camine junto Elena hasta un escritorio en medio del living principal, sonrie mirando el computador pero cambia drasticamente su sonrisa a una mueca de disgusto, levanta la mifada hacia mi respirando profundo.

—Te ha tocado en el piso 4, ehm tal vez, solo tal vez debas comprar orejeras.

¿Que?

—Las chicas rien...ehm...muy fuerte.

Santa...

— Están locas.

Maria.

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