13: The Life Project.
April.
— ¿Que hacemos? –dijo venus mirando a todos lados.
— ¿Una caida de ocho metros no es letal, cierto? –preguntó Melanie mirando por la ventana.
— Si deseas quedar invalida, puedes saltar. –dije mirandola y ella nego.
Tal vez el troll travesti atraparía a dos hongos corredisos, los picaria en trocisitos y los colocaría en su caldo de sopa. ¿Lindo, no? Y su única escapatoria era huyendo de la fraternidad a otra, justo en mi ventana reposaba una rama gruesa del arbol que las conectaba a la ventana de la fraternidad de los chicos... ¿Y si trepaban por la rama y se escabullían en la habitación de un chico?
— Pueden caminar por esa rama hasta la habitación de un chico. –propuse mi idea rápidamente.
— Quizás deseaste decir: podemos. –dijo Venus arqueando las cejas.
— No me voy a matar por huir de Alicia. –me defendí alzando los brazos.
— ¡Camina y callate! –amenazó Melanie con un lapiz señalando la rama.
Psicópata.
Asentí levantado mis brazos, de cierta forma era injusto que me amenazarán con mi propio lápiz. Saque primero mis brazos para afirmarme en la rama, me arrastre maltratando mi piel con las ramas en mis piernas, solte un gemido de dolor mientras me arrastraba a la ventana, seguidas de mi estaba Melanie y después Venus.
Casi llegaba a la ventana la cual gracias al cielo permanecía abierta, me apoye al marco de la ventana y entre a la habitación. Un silencio negro reinaba con tranquilidad, el olor a perfume Calvin Klein se sentía en el ambiante, camine hasta la cuando un vidrio roto sono, la luz de encendió y Venus y Melanie estaban pálidas al ver al chico que dormía en la habitación. Era alto, su piel era bronceada, el cabello castaño claro, ojos cafes, su cuerpo era bastante definido al igual que su rostro... Guapísimo.
— ¡¿Que hacen aqui?! –dijo él chico alterado.
– Nada sólo somos turistas –sonrió venus.
— ¿Acaso estan dementes? –preguntó más serio.
— ¿ellas? —las mire y rei.– si, están dementes.
— ¿como te llamas, lindura? –sonrió Melanie acercándose.
El chico la miro y aun más asustado se apego a la pared.
— ¡Dime tu nombre! –amenazó.
Santo dios, ese chico en algún momento llamara a la policía.
— ¡No! –dijo frustrado.
La habitación del chico estaba rodeada de posters, cartas, algunos balones. Entre uno de los posterd lei su nombre: Taylor Caniff.
— ¿Taylor, no? –lo miré.
— ¡Son unas acosadoras! –lloriqueo.
— No, tu nombre esta por toda la habitación. –dije obvia.
— Oh –rio apenado.
— Soy April –le sonreí.
— Venus.
— Melanie...–dijo ella sonriendole algo coqueta.
Salseo.
...